Page 57 - Zana y Orejón
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Se encarc;1maron sobre los restos   en un silencio interminable ... Solo





 de aquel árbol para mirar si los   la respiración de Zana y Orejón, que



 seguían. No bien se habían subido   apenas se lograban sostener sobre el
 sobre él, cuando el tronco se   tronco,  rompía aquella magia inex,










 estremeció  como si co_brara vida,   plicable,  donde todo lo que sucedía
 penetrando velozmente en el río.   estaba cubierto por un manto de si,
   comenza      río   lencio.
 abajo, dando  tumbos, sosteniénd ,   Se  encontraron con  cascadas  de



 ?




 54   se  el uno con el otro para  no caer   aguas negras y atravesaron lagunas   55




 a un  río que cada  vez  se  hacía  más   que sobre  aquel  paisaje completa,




 torrentoso.   mente blanco, relucían como si fue,



 Navegaron durante mucho tiem,   ran lágrimas de aquel cielo inmen,
 po. El río cambiaba continuamente,   samente gris.

 llevándolos por lugares donde se le,   Poco a poco, el río se calmó y  se
 vantaban enormes rocas negras que   hizo ancho y brillante. Se deslizaron

 se alzaban formando laberintos, para   suavemente hasta llegar  a un lugar



 luego penetrar en espacios donde se   donde el  río parecía  llegar  a su fin,
 hacía ancho y en cuyas orillas, sobre   allí había una  nube detenida sobre



 una tierra sin col"ar, árboles muertos ·   la superficie,  suavemente  el tronco


 formaban un paisaje de otro mundo,   penetró en aquella nube.
 con sus ramas y troncos blancos que   Envueltos en una neblina azul,




 parecían brazos y manos extendidos   poco a poco comenzaron a vislum,


 hacia el cielo, recordando lo que una   brar un nuevo espacio. Al otro lado


 vez fue un bosque lleno de vida.   de la niebla  se  abría  un océano in,

   levantaban olas que los lanza,   móvil, como un gran espejo de agua
 ban de un extremo a otro del río. El   que reflejaba un cielo azul metálico,


 tronco se estremecía al chocar con   un  mar  cubierto  por  un  cielo  sin




 ro as y peñascos que iba encontran,   estrellas, sobre  el cual siguieron  su
 do -n su camino, pero todo sucedía   VlaJe.
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