Page 13 - Papelucho - 3° - Julio
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Resulta que un caballero que pasó en auto me llevó otra vez a Viña
                  y ahora estoy en la casa. Yo pensaba que mi mamá iba a llorar de gusto

                  al verme, pero fue todo lo contrario. Resulta que ella venía llegando de
                  Zapallar con el papá y ni supo que yo estaba perdido.
                        Javier me retó porque había vuelto; porque ya que me había ido,
                  ¿para qué volvía? Y también me amenaza a cada rato con que le va a

                  contar a la mamá o al papá, y tengo que hacer todo lo que él quiere. La
                  Domitila es tan buena, que me compró helados y me regaloneó mucho
                  cuando volví.
                        Resulta que mi papá me trajo un cartucho de dulces de Zapallar y a

                  mí me dio como arrepentimiento y ganas de llorar, pero le regalé los
                  dulces a la Domitila y se me pasó eso de que yo era hipócrita. De todas
                  maneras, la Domitila me da dulces a cada rato.
                        Ahora pienso que tal vez Javier  tenía razón y no debía de haber

                  vuelto. Me estoy aburriendo de nuevo.
                                                                                              Enero 20
                        Resulta que por suerte se reventó el cálifont, porque, si no, no sé
                  qué habríamos hecho de puro aburridos. Fue estupendo. Era como

                  bomba atómica y la Domitila se desmayó y el agua hirviendo saltaba
                  como de un pozo de petróleo. Pero después hubo una pelea entre la
                  Gladys, la vecina, y la Domitila y por suerte perdió la Gladys. Aunque no
                  tan por suerte, porque la Domitila tiene que limpiar todo. Y la Domitila

                  cree que la Gladys va a venir a matarla, así es que yo le traje el revólver
                  de mi papá para que se defienda. Pero, cuando lo estaba mirando, se
                  salió un tiro y se hizo un agujero en la pared y como la casa es vieja se
                  cayó un buen pedazo.

                        Yo no sé qué hacer para cuando llegue mi papá y vea esto, pero lo
                  mejor es que me vaya a confesar al tiro.
                        Ya me confesé y no era pecado lo del disparo.
                        Cuando llegó el papá le pregunté: "¿Sentiste el temblor?", y él me

                  dijo que no. Yo no dije que había temblado, pero de todas maneras él
                  creyó que el pedazo de pared se cayó con el temblor. Eso no es mentira.
                        Vinieron a arreglar el cálifont y  cuesta tan caro el arreglo que la
                  mamá y el papá por poco pelean. La suerte que se reventó solo.

                        No me puedo dormir pensando en lo terrible que es la pobreza.
                  Quiero decir que hay un señor Ruletero que se queda con toda la plata



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