Page 9 - Papelucho - 3° - Julio
P. 9

un boche y dijo que me iba a acusar y tuve que regalarle mi escopeta.
                  De todas maneras, ya puedo ir a la playa y no me importa no tener

                  escopeta en la costa.
                        En mi cuarto hay olor de garaje.
                                                                                              Enero 13
                        Hoy nos fuimos a bañar y el mar  es brutal. Las olas se vienen

                  encima como con rabia y no se puede nadar. La arena es macanuda
                  para jugar, pero más me gusta el mar y querría ser marino. Lo único es
                  que se ve que el mar es muy peligroso, porque cuando yo estaba
                  mirando un buque bien lejos desapareció. Yo creo que naufragó, pero no

                  dije nada, porque qué sacaba con  decir cuando estaba tan lejos y ya
                  había naufragado de todos modos. Pero ahora que es de noche pienso
                  en los náufragos y me acuerdo de sus hijos y me da pena.
                        También me gustaría ser buzo, porque, como hay tantos

                  naufragios, es muy fácil recoger tesoros del fondo del mar.
                        Mi mamá encontró los pantalones  de Javier y armó una pelotera,
                  pero, por suerte, mi papá le dijo que no se hiciera mala sangre y me
                  comprara otros nuevos y se acabó el cuento. Pero el cuento no se acabó

                  cuando supo que no tenía más que los pantalones aceitados y tuvimos
                  que salir a las tiendas y me retó de ida y de vuelta sin parar, es decir,
                  paró nada más que mientras me probaba los pantalones en la tienda. Yo
                  me sentía bastante mal, pero me tragué el cototo.

                        En la tarde, no me dejaron salir en castigo, pero con Javier nos
                  subimos al tejado y lo pasamos regio. Encontramos una pelota seca y un
                  calcetín guacho.
                        La Domitila estaba hecha una furia porque llegamos tarde a comer,

                  porque ella tenía que ir al Casino y se atrasó. Por suerte, mañana, papá
                  y mamá están convidados a comer. Yo le di a la Domitila mis diez pesos
                  para que me los jugara. ¿Cómo se jugarán?
                        Hay unos chiquillos en la casa de al lado que nos sacan la lengua

                  cada vez que nos ven, hasta que nos cansamos y les tiramos agua y
                  vinieron a reclamar; pero por suerte no estaba mi mamá, así es que
                  después nos hicimos bien amigos y vamos a tirarles agua a los del otro
                  lado.

                                                                                              Enero 15
                        Mi papá dice que él, a la edad de nosotros, nunca se aburría, pero



                                                                                                         9
   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14