Page 92 - Autobiografia de mi Madre v.2
P. 92

que ser�s despojada de todos tus secretos, de m cap-a­  del pueblo que le había subyugado. ÍJ no estaba muer­
              cidad  de decidir lo  que  suceáerá. No  existe  ningún   to; no estaba vivo. (�uc no estuviera ni vivo nl muerto
              espacio que pueda oscurecerse fo bastante como para    no  era  culpa  suya:  ser  traído  al  inundo  no es nunca
              protegerte de una atrocidad tan desbordante, tan vo­  • r·   responsabilidad de  nadie, nunca sucede  por decisión
              luptuosa: la vida  misma.  El momento del día en que   propia. Él en parncular era la encarnación de una ídeá
              nadó su hijo no tenfa la menor importancia. Cualquier   guc babfa tenido otra persona. Él era en realidad una
              born del día es la adecuada para que nazca un bijo. En   idea que había tentdo su madre para que su padre olvi­
              el momento en que nació su hijo mi padre ya no esta­   dara a la mujcrc¡ue había amado antes. Hacer que al ien
                                                                                                               gu
              ba  enamorado  de  ]a  vida;  no  estaba  enamorado  de   olvide a otra persona es imposible. Uno puede olvidar
             nada. Lo único que quería era acumular más cantidad     un acontecimiento� uno puede olvidar un asunto pen­
              de  todo, y de todas  las cosas  que quería }  no quería   diente, pero nadie puede olvidar a otra persona.
              llevar ninguna encima. No quería que la gente se fijara   Y así el hijo de mi padre yace, con el cuerpo  cu­
             en  la cbac¡ueta que llevaba puesta y supiera que tenía   bierto de pequeñas llagas, su ser entero no muerto, pero
             muchas más en el lugar del que procedía aquélla; que­   tampoco  vivo.  Dijeron que  tenia  bubas;  dijeron que
             ría cosas que pudiera dejar a sus pies, quería cosas de   esraba poseído por un espíritu maligno que Cf'A el cau­
             las que pudiera prescindir, c¡uerfa cosas sin verdadera   sante de que le brotaran úlceras en el cuerpo. Su padre
             utilidad. Quizá  fuera así porc¡ue a lo largo de su vida   creía que un determinado remedio le curarfa 1  su ma­
             había ya agotado la posibilidad de experimentar la uri­  dre creía en otro; crnn sus creencias las que estaban
             lidad, la experiencia de la necesidad, la idea de deseo.   enfrentadas, no los remedios en sí mismos, fvii padfe
             Era un animal  neutro. Capaz de absorber amor; capaz    rezó para que se pusiera blen, pero sus oraciones ac­
             de absorber odio. Podía seguir adelante. Sus pasiones   tuaron  como un  :acicate  para la  enfermedad: las
             sólo le concernían a él: no obedecían a ninguna ley ra­  lesiones pequeñas se hicieron más grandes, la carne
             cional;  no  obedecían  a  ninguna ley  arrebatada  por   que cubría la espinilla de su pierna izquierda empezó
             creencia alguna� y sin embargo podía ser descrito como   a desvanecerse  lentamente como  devorada por un
                                                                                             }
             un hombre sensato, un hombre de creendas apasiona­      ser invisible, hasta de¡ar al descubierto el hueso, y lue­
             das.  Yo  era  como  él.  No  me  parecía  a  mi madre   gn,  también  éste empezó :a desvanecerse.  Su madre
             fallecida. Era como él. Él estaba vivo.                 hizo  llamar a  un  hombre  que  conocía  los  ritos  del
                   En el interior de aquella casa amarilla con venta­  ob,ab, y a una mujer que conocía los ritos del obeah,
             nas marrones, el hijo de mi padre yacía en un !ecbo de   ambos nativos de Dominica, y más adelante hizo lla•
             trapos Umpios co]ocado en el suelo, Eran trapos muy     mát a otra mujér, una nativa de Guadalupe; se decía
             especiales; habían sido perfumados con aceites extraí­  que alguien que atravesara las aguas del mar con una
                                                                                  <:
             dos de vegetales y de animales. Se trataba de protegerle   cura tenía rnay 1'es posibilidades de  éxito.  La enfer­
             de los malos espíritus. Estaba en el suelo para c¡ue los   medad continuó, indiferem:e a todo príncipio; ninguna
             espíritus no pudieran acometerle desde abajo. Su ma­    ciencia, ningún dios de ninguna cl:tse podfa alterar su
             dre creía en el obeah.  Su padre abrazaba las creencias   curso� y cuando ya había muerto, su madre y su padre


                                   92                                                      93
   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96   97