Page 31 - Autobiografia de mi Madre v.2
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francés; estando él presente me había hablado en inglés. Dormí toda Ja noche, y mientras dormía vi sus pies
l..uego haría eso conmigo siempre, mientras duró nues · bajando la escalera, peldaño tras peldaño, sin llegar a
tra rcladón, pero a9uella primera vez, en el refugio de ver nunca su rostro, oyendo cé!no su voz entoruiba
mi habitación, a mis siete años de edad 1 reconocí en ello aquella canción, a veces limitándose a tarareada, otras
un intento por su parte de despojarme de toda legitimi a pleno pulmón. Todavía hoy sigue apareciendo de
dad, de asociarme con aquella lengua bastarda de la gente vez en cuando en mis sucñ.0s 1 aunque ya no canta ni
considerada irreal la gente convertída en sombras, los emite ningún ripo de sonido ... ahora vuelve a ser como
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eternamente humillados, los que siempre estarían en el al principio, sólo su imagen bajando una escalera,
peldaño más bajo. Se dirigió entonces a la parte de la dejando ver únicamente sus talones y la orla blanca del
casa en la c¡ue ella y mi padre dormían; estaba lo bastan vestido sobre ellos.
te ruejada como para que pudiera oír el sonido de sus Llegué a la casa de mi padre envuelta en et manto de
pasos apagándose hasta desvanecerse por completo; aun voluptuosa negrura gue es la noche; si ió naturalmente
gu
así, les oí hablar� oí el timbre de sus voces ascendiendo una me.ñana. Desperté en el falso paraíso en que había
como un remolino hacia el espacio vacío que quedaba nacid0 1 e] falso paraíso en d que morlré, el mismo paíw
bajo el techo. Mantenían una conversación; no pude lle saje que había conocido siempre, por encima de cualquier
gar a descifrar sus palabras; las emociones parecían crítica en todos y cada uno de sus aspectos, a la vez
neutra5, ni apasionadas ni frfas, Se produjo un silencio; hermoso y repulsivo, humilde y oq,,rulloso; lleno de vida,
breves jadeos y suspiros; los ruidos que hace la gente lleno de muerte ) capaz de sustentar 1a primera, inevita
cuando duerme, dejando escapar el aire por la boca. blemente abocado a reclamar la segunda.
Me tumbé para dormir y soñar con mi madre ... pues La esposa de mi padre me enseñó a asearme, No
sabía que eso era lo que haría, sabía que me forzaría a lo hizo con amabilidad. l:vfi constitución y mí olor per
hacerlo, lo necesitaba. Ella bajaba por las escaleras sin sonal le proporcionaron la oportunidad de cubrirme
descanso, una y otra vez, sólo visibles sus talones y el de desprecio. Reaccioné de una forma que a estas alcu
borde de su vestido blanco; abajo� abaio� una y otra ve7.. ras Se ha convertido en uno de los rasgos característicos
Pasé la noche entern: observándola en mi sueño. No veía de mi personalidad: me gustaba todo aquéllo que me
su rostro. No me sentía decepcionada. 1'v!e hubíer:a en decían aue debía aborrecer, y me gustaba más que nin-
cantado ver su rostro, pero eso había dejado de guna ot;,. cosa. Me encantaba el olor de la gruesa capa
representar un anhelo que me produjera ansiedad. Ella de suciedad gue llevaba detrás de las orejas, el olor de
cantaba una canción, pero no había palabras en ella; no mi aliento, pues no me lavaba la boca, el olor gue me
era una canción de cuna, no era sentimental, no preten lle¡,,aba de entre las piernas, el olor de las axilas, el olor
día tranquilizarme cuando la hostilidad y rudeu de la de mis pies sln lavar. Cualquier cosa de mi persona que
vida agitaban mi alma; sólo era una canción, pero el resultara ofensiva� cualquier cosa que fuera innata en
sonido de su voz era como un pequeño tesoro en un mí, cualguier cosa gue no pudiera evitar y no supusiera
cofre abandonado, un tesoro que en lugar de estupefac una debilidad moral... todas esas cosas que formaban
ción inspira alegría y eterno placer.
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