Page 34 - Fahrenheit 451
P. 34
avanzada la temporada. ¿No ha oído decir eso de frotár -Me siento inclinado a creer que necesitas a ese psi
selo contra la barbilla? Mire. quiatra -dijo Montag.
Clarisse se tocó la barbilla con la flor, riendo. -No lo piensa en serio.
-¿Para qué? Él inspiró profundamente, soltó el aire y, por último,
-Si deja señal, significa que estoy enamorada. ¿Me ha dijo:
ensuciado? -No, no lo pienso en serio.
Él sólo fue capaz de mirar. -El psiquiatra quiere saber p r qué salgo a p sear
�
�
-¿Qué? -preguntó ella. por el bosque, a observar a los pá¡aros y a coleccionar
-Te has manchado de amarillo. mariposas. Un día, le enseñaré mi colección.
-¡Estupendo! Probemos ahora con usted. -Bueno.
-Conmigo no dará resultado. -Quieren saber lo que hago a cada momento. Y o les
-Venga. -Antes de que Montag hubiese podido digo que a veces me limito a estar sentada y a pensar.
moverse, la muchacha le puso el diente de león bajo la Pero no quiero decirles sobre qué. Echarían a correr. Y, a
barbilla. Él se echó hacia atrás y ella rió-. ¡Estése veces, les digo, me gusta echar la cabeza haciaatrás, así, y
_
quieto! dejar que la lluvia caiga en mi boca. Sabe a vmo. ¿ Lo ha
Atisbó bajo la barbilla de él y frunció el ceño. probado alguna vez?
-¿Qué?-dijo Montag. -No,yo ...
-¡Qué vergüenza! No está enamorado de nadie. -Me ha perdonado usted, ¿verdad?
-¡Sí que lo estoy! -Sí. -Montag meditó sobre aquello-. Sí te he per-
-Pues no aparece ninguna señal. donado. Dios sabrá por qué. Eres extraña, eres irritante
-¡Estoy muy enamorado! -Montag trató de evocar y, sin embargo, es fácil perdonarte. ¿Dices que tienes die
un rostro que encajara con sus palabras, pero no lo en cisiete años?
contró-. ¡Sí que lo estoy! -Bueno, los cumpliré el mes próximo.
-¡Oh, por favor, no me mire de esta manera! -Es curioso. Mi esposa tiene treinta y, sin embargo,
-Es el diente de león -replicó él-. Lo has gastado hay momentos en que pareces mucho mayor que ella.
todo contigo. Por eso no ha dado resultado en mí. No acabo de entenderlo.
-Claro, debe de ser esto. ¡Oh! Ahora, le he enojado. -También usted es extraño, Mr. Montag. A veces,
Y a lo veo. Lo siento, de verdad. hasta olvido que es bombero. Ahora, ¿puedo encoleri
La muchacha le tocó en un codo. zarle de nuevo?
-No, no -se apresuró a decir él-. No me ocurre -Adelante.
absolutamente nada. -¿Cómo empezó eso? ¿Cómo intervino usted?
-He de marcharme. Diga que me perdona. No ¿Cómo escogió su trabajo y cómo se le ocurr ó buscar el
�
_
quiero que esté enojado conmigo. empleo que tiene? Usted no es como los demas. He v1sto
_
-No estoy enojado. Alterado, sí. a unos cuantos. Lo sé. Cuando hablo, usted me mira.
-Ahora, he de ir a ver a mi psiquiatra. Me obligan a Anoche, cuando dije algo sobre la luna, usted la miró.
ir. Invento cosas que decirle. Ignoro lo que pensará de Los otros nunca harían eso. Los otros se alejarían, deján
mí. ¡Dice que soy una cebolla muy original! Le tengo dome con la palabra en la boca. O me amenazarían. Na
ocupado pelando capa tras capa. die tiene ya tiempo para nadie. Usted es uno de los pocos
33