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Montag sintió todas las manos en los pomos de las rra, los helicópteros se cernieron de nuevo sobre la ciu
puertas. dad, como si hubieran encontrado otra pista. Se alejaron.
El olor del río era fresco y semejante a una lluvia só El Sabueso se había ido. Ya sólo quedaba el helado río y
lida. La garganta de Montag ardía y sus ojos estaban rese Montag flotando en una repentina paz, lejos de la ciudad,
cos por el viento que producía el correr. Chilló, como si de las luces y de la cacería, lejos de todo.
este grito pudiera impulsarle adelante, hacerle recorrer el Montag sintió como si hubiese dejado un escenario
último centenar de metros. lleno de actores a su espalda. Sintió como si hubiese
-¡Seis, siete, ocho! abandonado el gran espectáculo y todos los fantasmas
Los pomos giraron en cinco millares de puertas. murmuradores. Huía de una aterradora irrealidad para
-¡Nueve! meterse en una realidad que resultaba irreal, porque era
Montag se alejó de la última fila de casas, por una pen- nueva.
diente que conducía a la negra y móvil superficie del río. La tierra oscura se deslizaba cerca de él, que seguía
-¡Diez! avanzando hacia campo abierto entre colinas. Por pri
Las puertas se abrieron. mera vez en una docena de años, las estrellas brillaban
Montag vio en su imaginación a miles y miles de ros sobre su cabeza, formando una gigantesca procesión.
tros escrutando los patios, las calles, el cielo, rostros Cuando la maleta se llenó de agua y se hundió, Mon
ocultos por cortinas, rostros descoloridos, atemorizados tag siguió flotando boca arriba; el río era tranquilo y pau
por la oscuridad, como animales grisáceos que miran sado, mientras se alejaba de la gente que comía sombras
desde cavernas eléctricas, rostros con ojos grises e incolo para desayunar, humo para almorzar y vapores para ce
ros, lenguas grises y pensamientos grises. nar. El río era muy real, le sostenía cómodamente y le
Pero había llegado al río. daba tiempo para considerar este mes, este año y todo un
Lo tocó para cerciorarse de que era real. Se metió en el transcurso de ellos. Montag escuchó el lento latir de su
agua, se desnudó por completo y se roció el cuerpo, los corazón. Sus pensamientos dejaron de correr junto con
brazos, las piernas y la cabeza con el licor que llevaba, su sangre.
bebió un sorbo e inspiró otro poco por la nariz. Después, Vio que la luna se hundía en el firmamento. La luna
se vistió con la ropa y los zapatos de Faber. Echó su ropa allí, y su resplandor, ¿producido por qué? Por el sol,
aLrío y contempló cómo se la llevaba la corriente. Luego, claro. ¿ Y qué iluminaba al sol? Su propio fuego. Y el sol
con la maleta en la mano se metió agua adentro hasta per sigue, día tras día, quemando y quemando. El sol y el
der pie, y se dejó arrastrar en la oscuridad. tiempo. El sol, el tiempo y las llamas. Llamas. El río le
balanceaba suavemente. Llamas. El sol y todos los relojes
del mundo. Todo se reunía y se convertía en una misma
Estaba a unos trescientos metros corriente abajo, cosa en su mente. Después de mucho tiempo de flotar en
cuando el Sabueso llegó al río. Arriba, las grandes aspas el río, Montag supo por qué nunca más volvería a que
de los ventiladores giraban sin cesar. Un torrente de luz mar algo.
cayó sobre el río y Montag se zambulló bajo la gran ilu El sol ardía a diario. Quemaba el Tiempo. El mundo
minación, como si el sol hubiese salido entre las nubes. corría en círculos, girando sobre su eje, y el tiempo se
Sintió que el río lo empujaba más lejos, hacia la oscuri ocupaba en quemar los años y a la gente, sin ninguna
dad. Después, las luces volvieron a desplazarse hacia tie- ayuda por su parte. De modo que si él quemaba cosas