Page 80 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA


         LA PoNCIA: No es toda la culpa de Pepe el  Romano.  Es verdad que el
         año pasado anduvo detrás de Adela y esta está loca por él, pero  ella de­
         bió estarse en su sitio y no provocarlo. Un hombre es un hombre.

         CRIADA:  Hay quien cree que habló muchas veces con Adela.
         LA PoNCIA: Es verdad. (En voz baja). Y otras cosas.

         CRIADA: No sé lo que va a pasar aquí.

         LA PoNCIA:  A mí me gustaría cruzar el mar y dejar esta casa de
         guerra.
         CRIADA: Bernarda está aligerando la boda y es posible que nada pase.

         LA PoNCIA: Las cosas se han puesto ya demasiado maduras. Adela
         está decidida a lo que sea y las demás vigilan sin descanso.

         CRIADA:  ¿Y Martirio también?  ...

         LA PoNCIA: Esa es la peor. Es un pozo de veneno. Ve que el Roma­
         no no es para ella y hundiría el mundo si estuviera en su mano.
         CRIADA:  ¡Es que son malas!

         LA PoNCIA: Son mujeres sin hombre, nada más. En estas cuestio­
         nes se olvida hasta la sangre. ¡Chisss! (Escucha).

         CRIADA:  ¿Qué pasa?
         LA PoNCIA:  (  Se levanta). Están ladrando los perros.

         CRIADA: Debe haber pasado alguien por el portón. (Sale Adela en
         enaguas blancas y corpiño).

         LA PoNCIA:  ¿No te habías acostado?

         ADELA: Voy a beber agua. (Bebe en un vaso de la mesa).


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