Page 78 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
LA PoNCIA: Bernarda: dejemos esa conversación.
BERNARDA: En esta casa no hay un sí ni un no. Mi vigilancia la
puede todo.
LA PoNCIA: No pasa nada por fuera. Eso es verdad. Tus hijas es
tán y viven como metidas en alacenas. Pero ni tú ni nadie puede
vigilar por el interior de los pechos.
BERNARDA: Mis hijas tienen la respiración tranquila.
LA PoNCIA: Eso te importa a ti que eres su madre. A mí con servir
tu casa tengo bastante.
BERNARDA: Ahora te has vuelto callada.
LA PoNCIA: Me estoy en mi sitio y en paz.
BERNARDA: Lo que pasa es que no tienes nada que decir. Si en
esta casa hubiera hierbas ya te encargarías de traer a pastar las
ovejas del vecindario.
LA PoNCIA: Yo tapo más de lo que te figuras.
BERNARDA: ¿Sigue tu hijo viendo a Pepe a las cuatro de la mañana?
¿Siguen diciendo todavía la mala letanía de esta casa?
LA PoNCIA: No dicen nada.
BERNARDA: Porque no pueden. Porque no hay carne donde mor
der. A la vigilancia de mis ojos se debe esto.
LA PoNCIA: Bernarda: yo no quiero hablar porque temo tus in
tenciones. Pero no estés segura.
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