Page 28 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
LA PoNCIA: Me da vergüenza referirlas.
BERNARDA: Y mi hija las oyó.
LA PoNCIA: ¡Claro!
BERNARDA: Esa sale a sus tías; blancas y untuosas y que ponían
los ojos de carnero al piropo de cualquier barberillo. ¡Cuánto hay
que sufrir y luchar para hacer que las personas sean decentes y no
tiren al monte demasiado!
LA PoNCIA: ¡Es que tus hijas están ya en edad de merecer!
Demasiada poca guerra te dan. Angustias ya debe tener mucho
más de los treinta.
BERNARDA: Treinta y nueve justos.
LA PoNCIA: Figúrate. Y no ha tenido nunca novio ...
BERNARDA: (Furiosa). ¡No ha tenido novio ninguna ni les hace
falta! Pueden pasarse muy bien.
LA PoNCIA: No he querido ofenderte.
BERNARDA: No hay en cien leguas a la redonda quien se pueda
acercar a ellas. Los hombres de aquí no son de su clase. ¿Es que
quieres que las entregue a cualquier gañán?
LA PoNCIA: Debías irte a otro pueblo.
BERNARDA: Eso. ¡A venderlas!