Page 32 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA

         De ver los cuadros bordados de cañamazo de nuestra abuela, el
         perrito de lanas y el negro luchando con el león, que tanto nos
         gustaba de niñas. Aquella era una época más alegre. Una boda
         duraba diez días y no se usaban las malas lenguas. Hoy hay más
         finura, las novias se ponen de velo blanco como en las poblaciones
         y se bebe vino de botella, pero nos pudrimos por el qué dirán.

         MARTIRIO:  ¡Sabe Dios lo que entonces pasaría!

         .AMELIA:  (  A Magdalena). Llevas desabrochados los cordones de
         un zapato.

         MAGDALENA:  ¡Qué más da!

         AMEuA: Te los vas a pisar y te vas a caer.


         MAGDALENA:  ¡Una menos!

         MARTIRIO:  ¿Y Adela?

         MAGDALENA:  ¡Ah! Se ha puesto el traje verde que se hizo para es­
         trenar el día de su cumpleaños, se ha ido al corral, y ha comenzado
         a voces. ¡Gallinas! ¡Gallinas, miradme!  ¡Me he tenido que reír!

         AMELIA:  ¡Si la hubiera visto madre!

         MAGDALENA:  ¡Pobrecilla!  Es la más joven de nosotras y  tiene
         ilusión. Daría algo por verla feliz. (Pausa).

               Angustias cruza la escena con unas toallas en la mano.

         ANGUSTIAS:  ¿Qué hora es?

         MAGDALENA: Ya deben ser las doce.

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