Page 99 - Historias de Cronopios y Famas
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Discurso del oso   encienden la luz y escriben un papelito para acordarse de
        protestar cuando vean al portero. Yo busco la canilla que
        siempre  queda  abierta  en  algún  piso;  por  allí  saco  la
        nariz y miro la oscuridad de las habitaciones donde viven
        esos seres que no pueden andar por los caños, y les tengo
        algo  de  lástima  al  verlos  tan  torpes  y  grandes,  al  oír
        cómo roncan y  sueñan en  voz alta,  y  están  tan  solos.
        Cuando de mañana se lavan la cara, les acaricio las meji­
        llas,  les lamo  la nariz y  me  voy, vagamente  se gu ro de

 Soy el oso de los caños de la casa, subo por los caños   haber hecho bien.
 en las horas de silencio, los tubos de a a caliente, de la
 gu
 calefacción, del aire fresco, voy por los tubos de depar­
 tamento  en departamento y  soy  el  oso  que va  por los
 caños.
 Creo  que  me  estiman  porque  mi  pelo  mantiene
 limpios  los  conductos,  incesantemente  corro  por  los
 tubos y nada me gusta más que pasar de piso en piso res­
 balando por los caños. A veces saco una pata por la cani­
 lla y la muchacha del tercero grita que se ha quemado, o
 gruño a la altura del horno  del se ndo y  la cocinera
 gu
 Guillerina se queja de que el aire tira mal. De noche
 m
 ando callado y es cuando más ligero ando, me asomo al
 techo por la chimenea para ver si la luna baila arriba, y
 me dejo  resbalar como el viento  hasta las calderas del
 sótano. Y en verano nado de noche en la cisterna pico­
 teada  de  estrellas,  me  lavo  la  cara  primero  con  una
 mano, después con la otra, después con las dos juntas, y
 eso me produce una grandísima alegría.
 Entonces  resbalo  por todos los caños  de la  casa,
 gruñendo y contento, y los matrimonios se agitan en sus
 camas y deploran la instalación de las tuberías. Al nos
 gu

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