Page 81 - Historias de Cronopios y Famas
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sorpresa. Después optó por la alegría, lo que siempre es Esbozo de un sueño
preferible, pues se veía que, a semejanza de ciertos insec
tos que regeneran sus partes cortadas, era capaz de sen
tir diversamente. Estimulado por el hecho abandonó el
banco de la plaza y bajó por la calle Libertad hasta la
Avenida de Mayo, donde como es sabido proliferan las
frituras originadas en los restaurantes españoles .. Entera
do de este detalle que le restituía un nuevo sentido, el
señor se encaminó vagamente hacia el este o hacia el oeste,
pues de eso no estaba seguro, y anduvo infatigable, espe Bruscamente siente gran deseo de ver a su tío y se
rando de un momento a otro oír al na cosa, ya que el apresura por callejuelas retorcidas y empinadas, que
gu
oído era lo único que le faltaba. En efecto, veía un cielo parecen esforzarse por alejarlo de la vieja casa solariega.
pálido como de amanecer, tocaba sus propias manos con Después de largo andar (pero es como si tuviera los
dedos húmedos y uñas que se hincaban en la piel, olía zapatos pegados al suelo) ve el portal y oye vagamente
como a sudor y en la boca tenía gusto a metal y a coñac. ladrar un perro, si eso es un perro. En el momento de
Sólo le faltaba oír, y justamente entonces oyó, y fue subir los cuatro gastados peldaños, y cuando alarga la
como un recuerdo, porque lo que oía era otra vez las mano hacia el llamador, que es otra mano que aptieta
palabras del capellán de la cárcel, palabras de consuelo una esfera de bronce, los dedos del llamador se mueven,
y esperanza muy hermosas en sí, lástima que con cierto primero el meñique y poco a poco los otros, que van sol
aire de usadas, de dichas muchas veces, de gastadas tando interminablemente la bola de bronce. La bola cae
a fuerza de sonar y sonar. como si fuera de plumas, rebota sin ruido en el umbral y
le salta hasta el pecho, pero ahora es una gorda araña
negra. La rechaza con un manotón desesperado, y en ese
instante se abre la puerta: el tío está de pie, sonriendo
detrás de la puerta cerrada. Cambian al gun as frases que
parecen preparadas, un ajedrez elástico. «Ahora yo
tengo que contestar. .. » «Ahora él va a decir ... » Y todo
ocurre exactamente así. Ya están en una habitación bri
llantemente iluminada; el tío saca cigarros envueltos en
papel plateado y le ofrece uno. Largo rato busca los fós
foros, pero en toda la casa no hay fósforos ni fuego de
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