Page 22 - El médico a palos
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MOLIÈRE                                                             EL MÉDICO A PALOS
              LUCAS:                                  LUCAS:
              -¡Ah!                                   -¡Eh, pardiez! Dejadnos hacer. Si sólo depende de zurrar,
                                                      la presa es nuestra.
              VALERIO:
              -Sería alguna gota de oro potable.      VALERIO (A LUCAS.):
              MARTINA:                                -Hemos tenido mucha suerte con este encuentro, y me
              -Pudiera ser. No hace aún tres semanas que un niño de  hace concebir, por mi arte, las mejores esperanzas del mundo.
              doce años se cayó desde el campanario y se rompió la
              cabeza, los brazos y las piernas contra el empedrado.  No
              bien hubieron traído a nuestro hombre, cuando le frotó  ESCENA VI
              todo el cuerpo con cierto ungüento que él sabe hacer, y el  SGANARELLE, VALERIO y LUCAS
              niño se puso en pie inmediatamente y corrió a jugar a las
              bolas.
                                                      SGANARELLE (Cantando dentro.):
              LUCAS:                                  -¡La, la, la!
              -¡Ah!
                                                      VALERIO:
              VALERIO:                                -Oigo cantar y cortar leña a alguien.
              -Ese  hombre  debe  conocer  la  medicina  universal.
                                                      SGANARELLE (Entrando en escena con una botella en la mano, sin ver
              MARTINA:                                a VALERIO ni a LUCAS.):
              -¿Quién  lo  duda?                      -¡La, la, la!... A fe mía, ya he trabajado bastante para beber
                                                      un trago.  Tomemos aliento.  (Después de haber bebido.)
              LUCAS:                                  Esta leña pesa más que cien diablos.  (Canta.)
              -¡Voto  a  bríos!  Es  el hombre  que  necesitamos.  Vayamos  a
              buscarlo  en  seguida.                  ¡Qué dulce son,
                                                      linda botella;
              VALERIO:                                qué dulce son
              -Os  damos  las  gracias  por  la  satisfacción  que  nos  dais.  el de tu leve borbotón!
                                                      Cuánta envidia yo tendría
              MARTINA:                                de ver tu panza siempre llena;
              -Mas  acordaos  bien,  al menos,  de  la  advertencia  que  os  he   yo te pregunto, amiga buena,
              hecho.                                  «¿Por qué, al final, estás vacía?»
                                                      ¡Ea, pardiez! No nos pongamos melancólicos.

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