Page 61 - De Victoria para Alejandro
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tos tiempos para comer y las tareas separadas de
las mujeres y los hombres, le habían impedido tra
tarlos un poco.
Efraín, el mayor, comentó:
-En estas noches de calor, todos acaba
mos en la terraza.
Miriam y Victoria colocaron sus almoha
dones en el suelo y se sentaron. No había luna y las
estrellas relucían sorprendentemente grandes y cer
canas.
Judas comentó:
-Tal vez lo que más añore en Qumrán
sean estas noches en la azotea, con su calma y su
paz.
-En el monasterio también habrá azoteas
y en el desierto hace más calor que aquí.
-Pero no está permitido subir por la no
che a ellas. Tenemos un horario estricto con tiem
pos para la oración y para el trabajo. El día y la
noche son de Dios y tienen cada uno de ellos su
división. El monasterio es lugar de santidad y de
comunión para todos los verdaderos hijos de
Israel.
Victoria preguntó:
-¿No volverás a tu casa?
-Puede que alguna vez, como el tío José,
si mi tarea en el monasterio lo necesita o me encar
gan una misión especial. Los hijos de la luz no
deben convivir con los hijos de las tinieblas.
-¿Tu familia son hijos de las tinieblas?