Page 60 - De Victoria para Alejandro
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 esta iglesia,  ya que ellos tenían sus propias tradicio­  Siete
 nes orales.  Luego nos hemos reunido para rezar y
 partir  el  pan;  son muy  pobres  y -sus  viudas  pasan
 mucha  hambre;  les  he  dejado  el  donativo  que  me
 entregaste de parte de los hermanos, aunque me ha
 parecido que tenían algún reparo en aceptar dinero
 de la comunidad romana y de manos de una mujer
 medio romana.   Toda la casa estaba alterada por la marcha
 También he conocido a Marta de Betania.   de Judas al monasterio. El muchacho había pasado
 Es una anciana todavía enérgica y bella que gobier­  ya los dos años de noviciado y con ocasión de la
 na su casa como si fuese más joven. Ella, en cambio,   fiesta de Pentecostés haría su compromiso formal.
 se  ha  mostrado  muy  interesada  por  mi  rollo  del   El tío Simeón había preparado una autén­
 Evangelio. Le voy a hacer una copia y mientras, ella   tica caravana para acompañar a su hijo. También
 me 'Contará hechos del Señor que nadie más conoce;   se  habían  preparado  los  documentos  necesarios
 ¡qué maravilloso · tiene que ser haberle conocido en   para que Judas cediese al monasterio su parte en
 persona! Me ha dicho que, en ocasiones, en su mismo   la casa de su padre. Victoria había visto la agita­
 patio,  jugó  con  mi  madre  y  los  otros  niños  a  las   ción  de  las  mujeres  preparando  comida  para  el
 adivinanzas. Quería mucho a los niños.   viaje  -no  la  dejaban  ayudar- y  había  oído  los
 Nos  hubiese  bendecido  a  ti  y  a  mi,  estoy   comentarios en la cocina.
 segura.         Cuando aquella noche Miriam y ella subie­
 Recibe todo mi amor y saluda a todos los de   ron a la azotea, advirtieron unas sombras en una
 tu casa.  Os recuerdo a todos y a la iglesia de f ormá   de  las  esquinas.  Victoria  se  quedó  parada  en la
 especial en mis oraciones.   puerta, pero Miriam dijo:
 Te ama.         -No te preocupes, son mis hermanos.

 VICTORIA        Con  los  almohadones  bajo  el  brazo  se
         acercaron al  grupo.  Estaban los tres muchachos.
         Victoria los había visto tras su padre el día de su
         llegada, pero ni siquiera se los habían presentado.
         Luego, la rígida organización de la casa, los distin-
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