Page 29 - De Victoria para Alejandro
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-Está escrito «Si tienes hijas, vigila su
cuerpo, y no seas indulgente con ellas». Mientras
estés en Judea no hablarás con ningún hombre, si
antes no te ha dirigido la palabra. Responderás a
lo que se te pregunte sin insolencias y con los ojos
bajos. Te cubrirás con ese manto y deberás guardar
silencio. Y no me obligues a decirte lo que opino
de los vestidos romanos y de las costumbres roma
nas. Si me desobedeces, te haré castigar. Estoy en
el lugar de tu padre. ¡Y te vas a comportar como
debes!
Los ojos claros de Victoria se oscurecieron
de ira. Sin decir palabra, con la ayuda de las manos
temblorosas de Prisca, se envolvió en el manto
oscuro y se acercó al lado del camino donde esta
ban formando la caravana. Prisca, murmuró rápi
damente en latín:
-No consientas que te hable así, niña. Es
críbeselo al amo.
Acamparon en la llanura, y como la noche
estaba fresca levantaron tiendas para Victoria y su
tío José. Prisca dormiría con su ama. Victoria
estaba sentada sobre las esteras y almohadones
que formaban su cama, a la luz de una lámpa
ra de aceite y escuchando los ronquidos de Pris
ca, que dormía cruzada a la puerta de la tienda.
Cualquiera que intentara entrar, pisaría a la vieja
criada.