Page 28 - De Victoria para Alejandro
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,,                     Tres                     ...


















                  Cesárea era una pequeña ciudad de estilo
          romano, nueva y limpia -no en vano la había fun­
          dado el rey Herodes el Grande un siglo antes-, con
          un puerto que hervía de actividad.  El tío Simeón
          había enviado desde Jerusalén una pequeña cara­
          vana para recibir a los viajeros y acompañarlos sin
          peligro a Jerusalén.
                  Los hombres de la caravana descargaron
          los equipajes del barco y los amontonaron en los
          mulos.
                  El capitán los despidió en la escala.
                  -Que los dioses te guarden,  noble señor.
         Y te conserven tan hermosa, dómina Victoria.
                  Los ojos del tío José relampaguearon ante
          la cortesía del capitán. Se separó rápidamente del
          grupo y volvió con un paquete que tendió a Prisca.
                  -Ayuda  a tu  ama  a  ponerse  este  manto
         -se  encaró  con Victoria-.  Mientras  estés  en Ju-
         dea, utilizarás este manto para salir a la calle.  ¡Y
         dejarás de exhibirte con esas ropas!
                  -¡Son mis vestidos de Roma!
                  La voz del hombre sonó helada.
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