Page 58 - Narraciones extraordinarias
P. 58
luz postrera, mientras los albos cabellos se les agitaban bajo l'amarote estaba sembrado de extraños libros con cierres de
el viento. En torno a ellos, a cada lado de la cubierta, vi anti hierro y mapas de tiempos inmemoriales, y el Capitán, con la
quísimos instrumentos de cálculo. rnbeza apoyada entre las manos, se hallaba concentrado en
Mencioné una arrastradera no hace mucho. Desde aquel 1111 documento que parecía la orden de un monarca. Murmu
instante el buque ha continuado su rumbo directo hacia el raba, para sí, palabras incomprensibles, como el marinero que
Sur, con velámenes empaquetados, avanzando en medio del yo había visto en la cala, y, pese a encontrarse a mi lado, su
infierno de agua más espantoso que pueda concebir una men voz llegaba a mis oídos desde una gran distancia.
te humana. Ahora acabo de abandonar el puente donde se El buque entero está impregnado por una pátina irre
me hacía difícil permanecer de pie, aún cuando la tripulación versible de vetustez. La tripulación se desliza semejante a fan-
no parece afectada en modo alguno. Considero el más in 1 asmas de siglos olvidados, y cuando sus pupilas se tropiezan
creíble de los milagros que la gran mole que es esta embarca ·n mi camino, iluminadas por el resplandor de los faroles de
ción no sea tragada por el mar. Sin duda estamos condenados las almenas, siento una impresión que jamás había experimen
a navegar permanentemente sobre el borde de la Eternidad, lado, a pesar de que durante mi vida entera he sido un cono
sin zambullirnos jamás en el abismo. Continuamos des l'cdor de antigüedades.
lizándonos por encima de olas gigantescas, con la misma faci Mirando en mi rededor, me quedo pasmado con mis pri
lidad que una gaviota, y estas aguas colosales levantan sus meras aprensiones. Temblé ante las ráfagas de aquel huracán
cabezas igual que demonios amenazadores a los que les está inicial, tornado ... , o simún ... Hoy, todo cuanto existe en la ve
prohibido destruirnos. Me atrevo a atribuir estas frecuentes l'indad de este navío, ofrece la oscuridad de una eterna noche
escapadas a la muerte a una causa natural, y tengo que supo y un caos de agua sin espuma. No obstante, aproximadamen
ner que el barco se halla bajo la influencia de una corriente lc a una legua de distancia del barco, se pueden vislumbrar, a
impetuosa o de una fuerte resaca. intervalos, inmensas murallas de hielo, que se elevan en el cie
Hoy he visto al Capitán, cara a cara, y en su propio cama lo desolado como los muros del universo.
rote, pero él no me ha tomado en cuenta. Aunque en aparien Tal como lo imaginaba, el barco se halla sobre una co
cia no hay nada que pueda diferenciarlo de otro hombre, yo rriente, si así podemos llamar a un flujo fantástico, que ulu
lo contemplé lleno de un sentimiento incontrolable de temor, lando por sobre el hielo se abre paso hacia el Sur, con
respeto y asombro. Su estatura es aproximadamente la mía, y velocidad idéntica a una catarata. Creo que es imposible en
es de constitución mediana, sin mucha robustez o característi lcncler el horror ele mis sensaciones. Sin embargo, la curiosi
ca que la distinga. No obstante, la expresión de su semblante dad por penetrar en los misterios de lo que me rodea,
no admite dudas sobre la abismante evidencia de su anciani predomina por sobre mi desesperación, y llega a reconciliar
dad. Sus cabellos grises son testigos de un pasado remoto, y me con los más terribles aspectos de la muerte. Es innegable .
en sus ojos parece escrito el futuro de milenios. El piso del que somos arrastrados hacia el hallazgo de un secreto intere-
56 57