Page 301 - Narraciones extraordinarias
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ventanas  abatidas  por  el  viento.  Fue,  sin duda,  la   hubiese percibido  los sonidos, pero  hace un rato  que su
 coincidencia de los  sonidos lo  que m� distrajo;  luego,  semblante se había alterado. Había girado la silla y, en vez
 continué:   de mirarme a mí, quedó orientado hacia la puerta. Tenía la
          cabeza sobre el pecho, pero no  dormía pues pude ver de

 "Pero el buen campeón Ethelredo pasó la  puerta y   reojo que tenía los ojos muy abiertos, además que sus labios
 quedó muy furioso y  sorprendido al no  percibir  rasgo   temblaban en un constante  murmullo,  y  su cuerpo  se
 algunos del maligno ermitaño y encontrar, en cambio, un   balanceaba en un débil pero  constante vaivén. Luego  de
 dragón prodigioso, cubierto de escamas,  con una lengua   observarle detenidamente, continué con la novela de sir
 de fuego,  y que estaba sentado en guardia delante de un   Launcelot:
 palacio de oro con piso de plata, y sobre el muro colgaba
 un escudo de bronce con la siguiente leyenda:   "Y entonces el campeón,  habiendo escapado de  la
 Quien· entre aquí, vencedor será;   terrible furia del dragón, se acordó del escudo de bronce
 Quien mate al dragón,  el escudo ganará.   y del encantamiento roto,  apartó el cuerpo muerto de su
 Y Ethelredo levantó su mazo y golpeó sobre la cabeza   camino y avanzó valientemente por el piso de plata hacia
 del  dragón,  que cayó a  sus  piez.y  exhaló  un  aliento   el muro donde colgaba el escudo,· el cual no esperó su
 pestilente con un ruido tan horrendo-, ronco y penetrante,   llegada, sino que cayó a sus pies con un pesado y terrible
 que Ethelredo tuvo que taparse los oídos con las manos   ruido."
 para no escuchar el horrible ruido que jamás había sentido
 antes."       Apenas terminé esta frase sentí un ruido seco, metálico
           y  resonante, como  si realmente el escudo  hubiera caído
 Aquí tuve que hacer  otra pausa, y  esta vez con más   sobre el suelo  de plata. Aterrado  me puse de pie, pero  el

 asombro, pues no cabía duda de que yo había oído un ruido   balanceo  de  mi  amigo  no  se  interrumpió.  Sus  ojos
 débil y  lejano,  pero  agudo,  penetrante  y  prolongado;  la   permanecían fijos y su cuerpo estaba totalmente contraído.
 réplica exacta del que en mi imaginación había yo atribuido   Sin embargo, cuando posé mi mano sobre su hombro, un
 al dragón de la novela.   escalofrío recorrió su cuerpo y una débil sonrisa apareció
 Espantado  con  esta  segunda coincidencia,  intenté   en su  rostro.  Noté que  hablaba  en un murmullo  bajo,
 ocultar  mi  asombro  y  terror  para no  sobreexcitar  la   apresurado  e  incomprensible,  como  si no  sintiera  mi
 sensibilidad nerviosa de mi amigo. No  era seguro  que él   presencia en la habitación. Me acerqué hacia a él, y sólo


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