Page 89 - Hamlet
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RICARDO.- Hamlet, señor.
HAMLET.- ¿Qué ruido es este? ¿Quién llama a Hamlet? ¡Oh! Ya están aquí.
RICARDO.- Señor, ¿qué habéis hecho del cadáver?
HAMLET.- Ya está entre el polvo, del cual es pariente cercano.
RICARDO.- Decidnos en donde está, para que le hagamos llevar a la capilla.
HAMLET.- ¡Ah! No creáis, no.
RICARDO.- ¿Qué es lo que no debemos creer?
HAMLET.- Que yo pueda guardar vuestro secreto, y os revele el mío... Y, además, ¿qué
ha de responder el hijo de un Rey a las instancias de un entremetido palaciego?
RICARDO.- ¿Entremetido me llamáis?
HAMLET.- Sí, señor, entremetido: que como una esponja chupa del favor del Rey las
riquezas y la autoridad. Pero estas gentes, a lo último de su carrera, es cuando sirven mejor
al Príncipe, porque este, semejante al mono, se los mete en un rincón de la boca; allí los
conserva, y el primero que entró, es el último que se traga. Cuando el Rey necesite lo que tú
(que eres su esponja) le hayas chupado, te coge, te exprime, y quedas enjuto otra vez.
RICARDO.- No comprendo lo que decís.
HAMLET.- Me place en extremo. Las razones agudas son ronquidos para los oídos
tontos.
RICARDO.- Señor, lo que importa es que nos digáis en donde está el cuerpo, y os
vengáis con nosotros a ver al Rey.
HAMLET.- El cuerpo está con el Rey; pero el Rey no está con el cuerpo. El Rey viene a
ser una cosa como...
GUILLERMO.- ¿Qué cosa, señor?
HAMLET.- Una cosa, que no vale nada..., pero; guarda, Pablo... Vamos a verle.
Escena IV