Page 36 - Hamlet
P. 36
Escena I
POLONIO, REYNALDO
Sala en casa de Polonio.
POLONIO.- Reynaldo, entrégale este dinero y estas cartas.
REYNALDO.- Así lo haré, señor.
POLONIO.- Será un admirable golpe de prudencia, que antes de verle te informaras de
su conducta.
REYNALDO.- En eso mismo estaba yo.
POLONIO.- Sí, es muy buena idea, muy buena. Mira, lo primero has de averiguar qué
dinamarqueses hay en París, y cómo, en qué términos, con quién, y en dónde están, a quién
tratan, qué gastos tienen; y sabiendo por estos rodeos y preguntas indirectas, que conocen a
mi hijo, entonces ve en derechura a tu objeto, encaminando a él en particular tus
indagaciones. Haz como si le conocieras de lejos, diciendo: sí, conozco a su padre, y a
algunos amigos suyos, y aun a él un poco... ¿Lo has entendido?
REYNALDO.- Sí, señor, muy bien.
POLONIO.- Sí, le conozco un poco; pero... (has de añadir entonces), pero no le he
tratado. Si es el que yo creo a fe que es bien calavera; inclinado a tal o tal vicio... y luego
dirás de él cuanto quieras fingir; digo, pero que no sean cosas tan fuertes que puedan
deshonrarle. Cuidado con eso. Habla sólo de aquellas travesuras, aquellas locuras y
extravíos comunes a todos, que ya se reconocen por compañeros inseparables de la
juventud y la libertad.
REYNALDO.- Como el jugar, ¿eh?
POLONIO.- Sí, el jugar, beber, esgrimir, jurar, disputar, putear... Hasta esto bien puedes
alargarte.
REYNALDO.- Y aun con eso hay harto para quitarle el honor.