Page 242 - Hamlet
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eso le basta.

                       HAMLET.- Y esa otra, ¿por qué no podría ser la calavera de un letrado? ¿Adónde se
                  fueron sus equívocos y sutilezas, sus litigios, sus interpretaciones, sus embrollos? ¿Por qué
                  sufre ahora que ese bribón, grosero, le golpee contra la pared, con el azadón lleno de
                  barro?... ¡Y no dirá palabra acerca de un hecho tan criminal! Éste sería, quizás, mientras
                  vivió, un gran comprador de tierras, con sus obligaciones y reconocimientos, transacciones,
                  seguridades mutuas, pagos, recibos... Ve aquí el arriendo de sus arriendos, y el cobro de sus
                  cobranzas; todo ha venido a parar en una calavera llena de lodo. Los títulos de los bienes
                  que poseyó cabrían difícilmente en su ataúd. Y, no obstante eso, todas las fianzas y
                  seguridades recíprocas de sus adquisiciones no le han podido asegurar otra posesión que la
                  de un espacio pequeño, capaz de cubrirse con un par de sus escrituras... ¡Oh! ¡Y a su
                  opulento sucesor tampoco le quedará más!

                       HORACIO.- Verdad es, señor.

                       HAMLET.- ¿No se hace el pergamino de piel de carnero?

                       HORACIO.- Sí señor, y de piel de ternera también.

                       HAMLET.- Pues, dígote, que son más irracionales que las terneras y carneros, los que
                  fundan su felicidad en la posesión de tales pergaminos. Voy a tramar conversación con este
                  hombre. ¿De quién es esa sepultura, buena pieza?

                       SEPULTURERO 1.º.- Mía, señor.

                                        y un hoyo en tierra
                   que le preparan:
                   para tal huésped
                   eso le basta.

                       HAMLET.- Sí, yo creo que es tuya porque estás ahora dentro de ella... Pero la sepultura
                  es para los muertos, no para los vivos: con que has mentido.

                       SEPULTURERO 1.º.- Ve ahí un mentís demasiado vivo; pero yo os le volveré.

                       HAMLET.- ¿Para qué muerto cavas esa sepultura?

                       SEPULTURERO 1.º.- No es hombre, señor.

                       HAMLET.- Pues bien, ¿para qué mujer?

                       SEPULTURERO 1.º.- Tampoco es eso.

                       HAMLET.- Pues ¿qué es lo que ha de enterrarse ahí?

                       SEPULTURERO 1.º.- Un cadáver que fue mujer; pero ya murió... Dios la perdone.
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