Page 61 - Romeo y Julieta
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ROMEO Y JULIITA
 WILLIAM SHAKESPEARE

                          ESCENA II
 ojos y por su despejada frente, y por sus rojos labios, y sus
 pequeños pies, sus torneadas piernas, sus muslos llenos y por   Jardín de Capuleto
 lo que entre ellos se esconde, te conjuro a que te aparezcas
 en tu verdadera forma!   (Entra Romeo).

 Benvolio: Se enojará, si te oye.   Romeo: Quien nunca sintió dolores, se burla del dolor.
 Mercudo: Verás que no. Se enojaría si invocara a un demo­  (JuLieta aparece en La ventana).
 nio en nombre de su dama, para que ella le conjurase. Eso   ¿Qué veo? ¿Luz en la ventana?
 le molestaría; pero no el que le invoque a él en nombre de
 su amada para librarle de su hechizo.   Es el sol naciente y Julieta es el sol.
 Benvolio: Vámosno. Se habrá ocultado entre esos arbustos   Sal, hermoso sol, y mata a la luna
 para confundirse con la noche. A su ciego amor le conviene   que agoniza ya de envidia porque tú,
 la oscuridad.   su servidora, eres más hermosa que ella.
 Mercucio: Si su amor es ciego, errará sus tiros. Debe estar oculto   No la sirvas más: ella te envidia;
 entre las ramas de algún níspero rogando que su amada sea el   la rúnica que lleva está marchita
 fruto, ese fruto del que las doncellas sólo hablan cuando están   y sólo los necios querrán usarla; ¡arrójala de ti!
 entre ellas. ¡Romeo, buenas noches! Me voy a mi cama: el césped
 está demasiado frío para dormir en él. Bien, ¿nos vamos ya?   ¡Es mi vida! ¡Es mi amada quien está ahí!

 Benvolio: Vamos. ¿Para qué  buscar al que no quiere ser   ¡Oh, si ella supiera que es mi dueña ... !
 encontrado?   Nada me ha dicho ... Pero ¿importa algo?
 (Salen).   Sus ojos hablan; los míos le responden.
        ¿Es eso cierto? ¿O no es a mí a quien hablan?
        Las dos estrellas nocturnas más hermosas
        suplican a sus ojos, antes del alba,
        que las reemplace durante su ausencia.
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