Page 149 - Romeo y Julieta
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ROMEO Y JULIETA
 \'VILLIAM SH/\KESPE'-\RE   .... .... ···•·•   .......... .

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 de ello  ... Entonces, y calculando la hora en que Julieta debía  alguien apareció con una antorcha y empezó a abrir  n sepul­
 despertar, me vine al cementerio para sacarla del mausoleo y  cro. Entonces mi señor desenvainó y yo corrí a pedlf ayuda.
 llevarla a mi convento, donde la mantendría oculta hasta que  Príncipe: Esta carta confirma las palabras del fraile. En ella
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 pudiera avisar a su esposo  ... Pero cuando llegué, momentos  habla de su  amor, del anuncio  de la muerte de Julteta, de
 antes de que ella despertara, encontré muertos al noble Paris y  que compró veneno a un boticario de Manma para poder
 al fiel Romeo. Julieta despierta, y yo le suplico por Dios que me  morir y descansar al lado de Julieta  ... ¡Capuleto! ¡Montesco!
 siga y que respete la voluntad suprema. Oigo pasos, entonces, y  ¡He aquí, enemigos, el castigo que recibís por v ues ros odios!
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 me aparto de ella temeroso. Y luego ella, desesperada al parecer,  Sirviéndose del amor, el cielo os ha privado para siempre de
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 se da muerte  . . . Es todo lo que puedo decir. Del matrimonio  toda alegría  ... Y a mí, por no poner fin a vuestr s rencor s,
 puede dar testimonio su nodriza. Y si hay culpa mía en algunos  me ha privado de dos de mis parientes. El casngo de D10s
 de estos hechos, aplicadme todo el ri or de la ley y poned fin  nos ha herido a todos.
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 a las pocas horas de vida que aún me van quedando.  Capuleto: •  Pasadme vuestra mano, hermano Montesco! Es
 Príncipe:  Siempre os hemos considerado un varón santo y  lo  que hab�ía querido ver mi hija viuda. Es lo  único  que
 virtuoso. Oigamos ahora al criado de Romeo. ¿Qué puedes  me atrevo a pediros.
 decir tú?  Montesco: Pero yo os daré algo más. Prometo hacer erigir una
 Baltasar: Yo le di a mi señor la noticia de que Julieta había  estatua de oro de la hermosa J  ulieta, para que mientras exista
 muerto. A toda prisa vinimos desde Mantua a  este lugar.  Verona se conserve el recuerdo de su fidelidad y constancia.
 Ya en este  mismo  mausoleo, Romeo  me dio la carta que  Capuleto: Y a su lado yo haré erigir otra igual para Rom o,
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 aquí véis, pidiéndome que se la hiciera llegar temprano  a  para que siempre esté al lado  de su esposa. ¡Inocentes vic-
 su señor padre. Luego entró  a  la cripta y me amenazó de  timas de nuestra enemistad!
 muerte si le seguía y no le dejaba solo.  Príncipe: Tardía paz la de este amanecer. El sol no alumbrará,
 Príncipe: Dame la carta. ¿  Y dónde está el criado del conde,  entristecido. Retiraos. Ya volveremos sobre estos crueles he­
 el que avisó a la ronda? A ver,  muchacho, ¿por qué estaba  chos. Habrá perdón para algunos, castigo para otros. N nca
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 aquí tu señor?  se vio una historia tan triste como esta de Romeo y Juheta.
 Criado: Vino  a traerle Rores a su novia. Me ordenó que le
          (Salen todos).
 esperara fuera del mausoleo, y yo cumplí sus órdenes. Pero

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