Page 121 - Romeo y Julieta
P. 121

W!LLJ,\J\! SllAKE:SPE,\RE         ROMEO Y JU! !ETA


 París: Ese "podría serlo" será muy pronto.  Julieta.  El jueves os despertaré muy temprano.  Retened
 Julieta: Lo que debe llegar a ser, será.  hasta entonces este beso. (Sale).
 Fray Lorenzo: ¡Bien dicho!  Julíeta:Cerrad la puerta, padre, y venid a llorar conmigo.

 París: ¿ Venís a confesaros con el padre?  ¡Ya no hay esperanza, consuelo ni remedio para mí!
 Julíeta: Si os respondo, sería confesarme con vos.  Fray Lorenzo: ¡Por  Dios, Julieta!  De sobra conozco  tu
 París: No le neguéis que me amáis.  desesperación. Estoy anonadado. Sé que el próximo jueves
 Julíeta: No os niego a vos que le amo a él.  debes casarte con el Conde; que estás obligada a hacerlo.

 París: Y le confesaréis, espero, que me tenéis amor.  Julíeta: ¡Padre, no me digáis que sabéis todo ello si al mis­
       mo tiempo no discurrís la  manera  de evitarlo!  Si vuestra
 Julieta: Tal confesión debería hacerla a espaldas vuestras y  prudencia y sabiduría no pueden ayudarme, encontradme
 no cara a cara.  razón en que obro cuerdamente si busco una salida en esta
 París: Las lágrimas están marchitando vuestro hermoso rostro.  daga. Vos,  en nombre de Dios, unísteis mi corazón al de

 Julíeta: No  hay  que culpar a las lágrimas; se estaba mar­  Romeo, y antes de que esta mano que entregásteis a Romeo
 chitando antes.  deba entregarla a otro, antes de que este corazón deba unirse
 París: Más lo marchitan vuestras palabras que vuestras  a otro, esta daga pondrá fin a mi desdicha. Dadme, pues,
 lágrimas.  alguna salida, si la encuentra vuestra experiencia, o este acero
       decidirá entre yo y mis sufrimientos lo que vuestros años
 Julíeta: Señor, la  verdad no ofende, y menos si una se la  y saber no han podido decidir en mejor forma.  ¡Hablad,
 dice a sí misma.  por Dios! Quiero morir rápido si vuestras palabras no me
 París: Ese rostro del que me hablái_s mal, me pertenece.  muestran la salida.
 Julíeta: Es posible que así sea, pues ya no es mío. Reverendo  Fray Lorenzo: Calma, hija, calma. Veo una salida que exige
 padre, ¿podéis confesarme ahora, o preferís que vuelva a la  un acto tan difícil y desesperado, como desesperada y difícil
 bendición de la tarde?  es tu situación. Pero ya que eliges morir a casarte con Paris,
 Fray Lorenzo: Mi pobre niña triste, e�y dispuesto a con­  estarás dispuesta  a  simular cu muerte para  evitarlo,  aun
 fesarte ahora. Dejadnos solos, Conde, os lo ruego.  cuando puedas perder la vida en el empeño. Si te arriesgas

 París: No seré yo quien impida un acto tan devoto. Adiós,  a hacerlo, yo te daré el remedio.


 120                                              1 ?.1
   116   117   118   119   120   121   122   123   124   125   126