Page 114 - Romeo y Julieta
P. 114

v\'JLLIAM SHAKESPEARE
                                                                                                             ROMEO Y JULIETA


                Sra. de Capuleto: Busca tú cómo preparar el veneno y yo
                            ,                                                    ¿todavía sigue el aguacero en tus ojos? Tu frágil cuerpo es a
                        �                                                        un tiempo como una barca, el mar y el viento. En tus ojos,
                me encar are de hallar el hombre. Pero vamos, hija, disponte
                ahora a oir una buena noticia.
                                                                                 que son el mar, hay una marejada de lágrimas; la barca que
                   �                                                             es tu cuerpo,  navega sobre ese mar salobre;  el viento son
               Juli ta: Me vendrá bien después de  tantos sufrimientos.
                ¿Cual es, señora?                                                tus suspiros en feroz lucha con tus lágrimas. Si la tormenta
                                                                                 no se  calma,  tu cuerpo  naufragará... Y bien,  esposa,  ¿le
               Sra. de Capuleto: Tu padre, que es tan bueno contigo, te ha
                                                                                 transmitiste mis órdenes?
               preparado una grata sorpresa para sacarte de tu abatimiento.
               Una sorpresa que ni tú ni yo soñábamos.                           Sra.  de Capuleto:  Sí, señor.  Os las agradece pero no las
               Julieta: ¿  Y cuándo será, señora, esa sorpresa?                  acepta. ¡Necia! Debería casarse con su tumba.
                                                                                 Capuleto: ¿Cómo? ¿Qué dices, esposa mía? ¿Qué las agradece
               Sra. de Capuleto: El jueves próximo, por la mañana tem­
                                                                                 pero no las acepta? ¿Acaso no está orgullosa, no se siente
               prano. El joven conde Paris, ese noble y gallardo caballero
                                                                                 feliz de que le hayamos encontrado a tan noble caballero
               que tú conoces, te conducirá al altar de la iglesia de San
               Pedro para hacerte su feliz esposa.                               para esposo?
                �
              J Iieta:  ¡Pues te juro que ni por la iglesia de San Pedro,        Julieta: Orgullosa, no; agradecida, sí.  ¿Cómo podré estar
                      �                                                          orgullosa de lo que aborrezco? Pero siempre agradeceré las
               m por e propio San Pedro, se desposará conmigo! ¿A qué
                                                                                 buenas intenciones, aunque me ofrezcan lo que odio.
               tanta pnsa para casarme con alguien que ni siquiera me ha
                   �
              habla o de amor? Decidle a mi padre, señora, que todavía           Capuleto: ¿Cómo? ¿Qué retórica barata es esta? "Orgullosa, no;
              no qmero casarme. Y que cuando lo haga, juro que antes             agradecida, sí". Vamos, señorita, ¿qué significa esto de "buenas
                 _
                                                                                                                              "
                                                                                                                           di  � P
                                                                                 intenciones , y  e  aunque me o rezcan
              sera con Romeo,  a quien sabéis que odio, que con Paris.                     "   d  "           fi    1  o que o  o .  repara,
              ¡Vaya la buena noticia que me traéis!                              mejor, tus bellos pies para el próximo jueves ... ¡Dejarás que
               �
              S a. de Capuleto: Aquí viene tu padre. Díselo tú y verás           Paris te lleve a la iglesia de San Pedro o te arrastraré a ella a la
              como se pone.                                                      fuerza! ¡Y basta, joven histérica, necia, blanca como la cera!
              (Entran Capuleto y la Nodriza).                                    Sra. de Capuleto: ¿ Te has vuelto loco? ¡Contrólate!
                                                                                 Julieta: ¡Padre mío, os pido de rodillas que me dejéis hablar!
              Capuleto: Al morir la tarde cae el rocío, pero a la muerte
                                                                                 Escuchadme, por favor.
              del hijo de mi hermano,  llueve a cántaros. Vamos, hija,


                       114 j
                                                                                                                           115
   109   110   111   112   113   114   115   116   117   118   119