Page 112 - Romeo y Julieta
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WILLIAM SIIAKESPEARE                                                          ROMEO Y JULIEA
                                                                                                                        T
                                  . . . . . . .. . ........... .  ······· · · ·    . . . . . ... . . .  , .............. .... .. . .
                 Me parece verte al pie de este muro
                                                                                 Julieta: Dejadme llorar tan dura pérdida.
                 yaciendo muerto sobre la tumba abierta.
                                                                                 Sra. de Capuleto: Eso es llorar la pérdida y no el amigo.
                O me engañan mis ojos, o estás pálido como la cera.
                                                                                 Julieta: Llorando lo perdido, también lloro al amigo.
                Romeo:
                                                                                 Sra. de Capuleto: Vamos, hija, más que por el muerto,
                Amor mío, también mis ojos te ven así.
                                                                                 ¿no llorarás porque esté vivo el infame que le mató?
                El dolor se ceba en nuestra sangre. ¡Adiós, adiós!               Julieta: ¿A quién llamas infame, madre?
                (Sale).                                                          Sra. de Capuleto: A Romeo.

               Julieta:
                                                                                 Julieta: (Aparte). ¡Cuánta distancia ha entre un infame y
                                                                                                                     y
                                                                                 él! (En voz alta). Dios le perdone como le he perdonado yo,
                jÜh, fortuna! todos dicen que eres mudable.
               Si en verdad lo eres, ¿qué reservas para él                       aunque nadie me haya hecho sufrir tanto como él.
                                                                                 Sra. de C ap uleto: Porque aún vive ese infame asesino.
               cuya fidelidad es inmutable? Sé mudable, fortuna,
               y no lo retengas lejos por mucho tiempo.                          Julieta: Sí, señora. Y vive lejos del alcance de mi  engan a.
               Devuélvemelo pronto.                                                                                           �      �
                                                                                  ¡Yo querría vengar la muerte de mi primo con mis propias
                                                                                 manos!
               Sra. de Capuleto: (Desde dentro). ¡Hija!, ¿estás despierta ya?
                                                                                 Sra. de Capuleto: Ya lo  vengaremos. No llores más. Haré
               Julieta: ¿Quién llama? ¿Mi señora madre? ¿Es que aún no se
                                                                                 que alguien vaya a Mantua, donde está desterrado ese asesino,
               acuesta, o se levantó muy temprano? ¿Por qué razón extraña
               me busca a esta hora?
                                                                                  y le envenene con un droga tan mortífera, que pronto le
               (Entra fa Sra. de Capuleto).                                       hará compañía a Teobaldo.  Quedarás vengada y contenta.
                                                                                 Julieta: Contenta no, señora, hasta que no le vea  ... muerto  ...
              Sra. de Capuleto: ¿Te sientes mal, Julieta?
              Julieta: Sí, señora.                                                Señora, mi aflicción es tanta, que cuando tengas al hombre
                                                                                                                                    �
                �
              Sr . de Capuleto: ¿Todavía lloras la muerte de tu primo?            que esté dispuesto a darle ese veneno, yo misma lo prepa aré.
              ¿Piensas que tus lágrimas podrán resucitarle? Tus lágrimas          Así Romeo podrá dormir en paz. ¡Cuánto sufro al oir su
                                                                                  nombre y no tenerle cerca para poder vengar la sangre de
              no le devolverán la vida. Deja, pues, de llorar; aunque e[
                                                                                  mi querido primo!
              dolor sea signo de cariño, el mantenerlo es signo de locura.


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