Page 30 - Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar - 6° - Septiembre
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—O sea que a echarse junto al huevo, pero sin romperlo —
aconsejó Secretario.
—Es exactamente lo que yo iba a sugerir. Zorbas, quédate junto
al huevo y nosotros acompañaremos a Sabelotodo para ver qué nos
dice su empilope... encimope... en fin, ya sabes a lo que me refiero.
Regresaremos por la noche con las novedades y daremos sepultura a
esta pobre gaviota —dispuso Colonello antes de saltar al tejado.
Sabelotodo y Secretario lo siguieron. Zorbas se quedó en el
balcón, con el huevo y la gaviota muerta. Con mucho cuidado se
tendió y atrajo al huevo junto a su barriga. Se sentía ridículo. Pensaba
en las mofas que, si llegaban a verlo, le dedicarían los dos gatos
facinerosos a los que se había enfrentado por la mañana.
Pero una promesa es una promesa y así, calentado por los rayos
del sol, se fue adormeciendo con el huevo blanco con pintitas azules
muy pegado a su vientre negro.
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