Page 42 - Trece Casos Misteriosos
P. 42

El caso del atraco al banco
                                                                                           Muchosmiles








                                                                             Seis de la tarde. Juan Rodríguez, el crespo cajero
                                                                             con chaqueta a cuadros del banco Muchosmiles,
                                                                             terminaba de hacer el arqueo y anotaba unas ci­
                                                                             fras en su libro de registro diario. Su compañe­
                                                                             ro, Víctor Ponce, de espesas cejas y barba negra
                                                                             -que más lo asemejaban a un artista bohemio que
                                                                             a un empleado de banco-, lanzaba ruidosos bos­
                                                                             tezos luego de esa mañana agitada: era el último
                                                                             día del mes para pagar impuestos fiscales y como
                                                                             siempre los clientes habían llegado a última hora.
                                                                                Se abrió la puerta de la oficina de la gerencia; la
                                                                             señorita Pussy, secretaria de don Pedro Retamales,
                                                                             salió a pasitos cortos, empinada sobre sus cinco
                                                                             centímetros de tacos y alisando su ceñida falda
                                                                             negra, que no contribuía en nada a facilitar sus
                                                                             movimientos.
                                                                                Juan Rodríguez ni siquiera levantó la mirada.
                                                                             Ponce, en cambio, ajustó su chaqueta y preguntó
                                                                             en tono meloso:
                                                                                -¿No sobraría un cafecito, por ahí, para un
                                                                             pobre cajero exhausto?


                                                                                                                           41
   37   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47