Page 38 - Trece Casos Misteriosos
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Todas se animaron. Las amigas, en alegre grite almohada y la colcha, hasta que se convenció: su
río, iniciaron la competencia con difíciles piruetas. collar había desaparecido.
Carla aplaudía sentada en una grada de la terraza, Ante los gritos de la niña llegó toda la familia,
turnándose con Emilia para llevar los cómputos. el perro incluido. Se unieron a la búsqueda el
-Va ganando Tere: tres saltos y ni una mojada. papá, la mamá y Carola. No hubo caso: el collar
-¡Espérense a ver esto! -gritó Nicky no estaba en la casa.
Y a los pocos segundos se oyó un estruendo
seguido de un chapuzón. Una Nicky empapada Lector ¿podrías tú ayudar a Emilia? ¿Se te
y mirando sus zapatos con ojos de angustia se ocurre cuál de sus amigas podría haber sacado el
levantó del suelo entre baldes volcados. Su ro collar? Y si es así, ¿cómo te diste cuenta?
dilla derecha estaba magullada y ella a punto de Emilia no pudo descubrirlo, pero lo supo al día
llorar. siguiente porque la culpable, muy avergonzada,
-Descansa un rato -dijo Nena, levantando regresó con él.
los baldes y llenándolos nuevamente con agua.
Nicky pasó, junto a Emilia y Carla, a formar
parte del grupo de las sentadas. Las otras, una
a una, siguieron por largo rato entre saltos
acrobáticos y gritos estruendosos. Hasta Carola,
con su aire de hermana mayor, se había unido al
juego y, pese a sus estrechos jeans, logró varios
puntos al saltar como una rana.
La tarde llegó a su fin y las niñas, ya cansadas,
entraron en el living a escuchar música. Poco a
poco el timbre fue sonando y las invitadas se
retiraron cada una con una barra de chocolate
en la mano, regalo de la mamá de Emilia.
Eran las ocho de la noche. La festejada, con un
bostezo, se dirigió a su dormitorio a guardar los
regalos. Miró el desorden de su cama; hurgó entre
los pliegues de la colcha y rescató sus obsequios.
Algo llamó su atención. Removió entre los pape
les de regalo, miró debajo de la cama, levantó la
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