Page 19 - Quique Hache Detective
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orgulloso de mi gestión. Pero antes de morir hiw
          uno de sus más extraños negocios. Se le ocurrió
          comprar  un  equipo  de  fütbol  semiprofesional.
          Don Chemo, mi padre, era un fanático del fút­
          bol. Si me pregunta a mí, tengo que responder­
          le que casi  no entiendo ese deporte.  Pero  mi
          papá era llevado de sus ideas. Compró el Ferro
          Quilín  Fútbol  Club,  un  equipo  modesto  de
          tercera  división,  popular en  Santa  Familia,  el
          barrio donde nació mi padre, al sur de Santia­
          go.  Se  compraron jugadores  y planificó  todo
          para que en un plazo de tres años el equipo su­
          biera a la segunda división y de ahí, probable­
          mente,  al  fútbol  grande -la señora  se detuvo
          un momento y me preguntó-: ¿Está seguro de
          que usted es el del anuncio en el diario?
                 -Seguro:  Quique  Hache,  detective
          -insistí.
                 -Entonces sigo. El éxito del Ferro Qui-
          lín  fue  avasallador,  aunque  mi  padre  apenas
          alcanzó a disfrutarlo.
                 -Una lástima.
                 -Yo pensé que con su muerte se termi-
          naba el asunto del equipo de fútbol.
                 -¿No fue así?
                 -No lo fue.  Don Chemo era un hom-
          bre astuto. Antes de morir agregó una cláusu­
          la final en su testamento, ¿la adivinó?


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