Page 14 - Quique Hache Detective
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helados en copas gigantes y se miraban como                       miré  otra vez al mozo y me  encogí de  hom­
            si recién comenzaran a enamorarse.  El mozo                       bros.  El mozo, sin despegar esa sonrisa ama­
            se acercó a mi mesa y me vi en  la obligación                     ble  que  parecía  que  venía  con  su  uniforme,
            profesional, para justificar mi estadía en el ca­                 me  indicó  una  puerta  interior.  Lo  seguí.  El
            fé, de pedir un helado doble de chocolate con                     pasillo  llegaba hasta la cocina. A ninguno de
            una galleta y salsa de frutilla.  Mientras espe­                  los  cocineros  le  interesó  que  yo  pasara  por
            raba pregunté equivocadamente a tres señoras                      ahí. Seguí al mozo hasta el patio de cemento,
            que entraron si tenían el apellido Gallardo.                      cerrado por las paredes de los edificios veci­
                   Me  tomé  todo  el helado  y me  puse a                    nos. La única manera de ver cielo allí era mi­
            jugar  con  la cuchara,  esas largas  y  finas que                rar  recto  hacia  arriba.  En  la  pared  se  veían
            ponen  con  las  copas  de  helado,  y  ya  estaba                algunas ventanas, los cajones del aire acondi­
            pensando  que  la señora  Gallardo  no  existía,                  cionado  y gatos paseándose  por las cornisas.
            cuando el mozo que me atendió y que pare­                         En  el centro  del patio,  entre  dos maceteros,
            cía  simpático,  se  acercó  a  mi  mesa  con  un                 estaba en un sillón la misma mujer de  la fo­
            diario y sin decir una palabra señaló una fo­                     tografía del diario. Rosaura Gallardo tenía un
            tografía donde aparecía una mujer muy gor­                        cuerpo  gigante,  como  si  flotara  en  un  saco
            da,  excesivamente gorda,  como se ven en las                     lleno de agua. Ambos nos miramos sorpren­
            películas de Estados Unidos, donde todos pa­                      didos.  Ella arrugó la nariz y preguntó:
            recen  ser  gordos  por  comer  papas  fritas  y                         -¿Quique Hache?
            hamburguesas  al  desayuno.  Un  amigo  que                              Para no ser menos, también arrugué la
            fue  a  Miami  llegó  contando  que  encontró                     nariz y pregunté:
            McDonald's en todas las esquinas.  Se justifi­                           -¿Señora Gallardo?
            ca entonces la gordura porque la tentación es
            grande si está en cada esquina.
                   Debajo de la fotografía del diario pude
            leer:  «Empresaria del año.  Importante distin­
            ción  recibió  Rosaura  Gallardo  y  su  empresa
            Intermar».  Con mi mejor cara de investigador


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