Page 18 - Quique Hache Detective
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orgulloso de mi gestión. Pero antes de morir hiw
                                                                              uno de sus más extraños negocios. Se le ocurrió
                                                                              comprar  un  equipo  de  fütbol  semiprofesional.
                                                                              Don Chemo, mi padre, era un fanático del fút­
                                                                              bol. Si me pregunta a mí, tengo que responder­
                                                                              le que casi  no entiendo ese deporte.  Pero  mi
                                                                              papá era llevado de sus ideas. Compró el Ferro
                                                                              Quilín  Fútbol  Club,  un  equipo  modesto  de
                                                                              tercera  división,  popular en  Santa  Familia,  el
                                                                              barrio donde nació mi padre, al sur de Santia­
                                                                              go.  Se  compraron jugadores  y planificó  todo
                                                                              para que en un plazo de tres años el equipo su­
                                                                              biera a la segunda división y de ahí, probable­
                                                                              mente,  al  fútbol  grande -la señora  se detuvo
                                                                              un momento y me preguntó-: ¿Está seguro de
                                                                              que usted es el del anuncio en el diario?
                                                                                      -Seguro:  Quique  Hache,  detective
                                                                              -insistí.
                                                                                      -Entonces sigo. El éxito del Ferro Qui-
                                                                              lín  fue  avasallador,  aunque  mi  padre  apenas
                                                                              alcanzó a disfrutarlo.
                                                                                      -Una lástima.
                                                                                      -Yo pensé que con su muerte se termi-
                                                                              naba el asunto del equipo de fútbol.
                                                                                      -¿No fue así?
                                                                                      -No lo fue.  Don Chemo era un hom-
                                                                              bre astuto. Antes de morir agregó una cláusu­
                                                                              la final en su testamento, ¿la adivinó?


                                                                                                      19
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