Page 157 - Quique Hache Detective
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tarde. Una hora antes el estadio estaba lleno.
          Apostaban a que Cacho Ramírez no aparece­
          ría. Dirigentes del Deportivo Malloco decla­
          raron que la desaparición del arquero era un
          truco  publicitario.  El  entrenador  de  Ferro,
 28       Homero Gavilán, aseguraba que no eran su­
          persticiosos en el equipo, pero sin Cacho en
          la  cancha el  asunto  era distinto.  El camarín

 E1 estadio de Obras Santas se cons­  de Ferro, minutos antes, parecía un funeral.
 truyó en 1963, meses después del mundial de   Sin  la  cábala,  el  destino  del  equipo  se veía
 fútbol.  A la inauguración asistieron los mun­  oscuro.
 dialistas Honorino Landa,  Leonel Sánchez y   En  el  palco  de  honor  del  estadio  se
 Carlos Campos.  Como invitado,  Leonel dio   ubicaron las autoridades municipales, los di­
 el puntapié inicial en el primer partido, en el   rigentes y la señora Rosaura Gallardo.  El ad­
 que se enfrentaron el equipo local y un com­  ministrador  del  estadio  debió  mandar  a
 binado de las Fuerzas Armadas. Ganaron las   construir un sillón especial,  más ancho y re­
 visitas tres por dos. Desde entonces el estadio   forzado, para que se sentara la señora Gallardo.
 fue el más importante recinto deportivo y ar­  Cerca de ella, como era costumbre,  la rodea­
 tístico de Santa Familia.   ron sus empleados de confianza.
 Ese sábado de principio del verano,  el   A las 5  .15 de la tarde nadie notó el ca­
 estadio  esperaba  finalizar  el  campeonato  de   mión plateado con una franja amarilla estacio­
 tercera  división  enfrentando  al  local  Ferro   nado cerca de una de las puertas laterales del
 Quilín  contra  Deportivo  Malloco.  El  gana­  estadio. El vigilante de ese sector llevaba traba­
 dor subiría a segunda división,  a un paso de   jando en el estadio desde que Leonel Sánchez
 primera, del fútbol de honor,  de los grandes,   diera la patada de inauguración, treinta años
 de los millones, de las estrellas.   atrás.  Reconoció enseguida a  Cacho cuando
 El árbitro, don Marinko Leal, pitearía   lo vio parado en la puerta,  vistiendo su casa­
 el inicio exactamente a  las  5.30  horas  de la   quilla negra y guantes.


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