Page 100 - Quique Hache Detective
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-¿Era una camioneta  de encomiendas?                      lleva dos veces al día a la bodega central de la
              -pregunté. La necesitaba y no sabía ni siquie-                   empresa,  y le apuesto que por ese trabajo ga­
              ra qué era-. En realidad buscaba al chofer.                      na el doble de lo que gano yo barriendo.
                     -No lo conozco. Desde que don Che­                                -¿Dónde queda esa bodega?
              mo, el dueño de todo esto, se murió, esta em­                            -Se nota que conoce poco a Intermar.
             presa  ha  cambiado  mucho.  Antes  todos  los                    En la «Granjita».
             empleados nos conocíamos y éramos amigos.                                 -¿La Granjita?
             Al  final  del  año  celebrábamos  la  Pascua  en                                                                .  . ,
                                                                                       -Así  se  llamaba  la  casa  donde VlVlO
              Fan tasilandia.                                                  don Chemo, pero cuando se murió la demo­
                     Me interesó el tema así que le pregunté:                  lieron, en su lugar levantaron bodegas.
                     -¿Es diferente con la señora Gallardo?                           -¿Dónde está la «Granjita» entonces?
                     -No le voy a decir nada, imagínese que                           -En el barrio en el que don Chemo vi-
             usted es  un espía, seguro que el lunes próxi­                    vió toda su vida: Santa Familia.
              mo, a primera hora, quedo sin empleo, y aho­
             ra más que nunca h     ay   que cuidar el  trabajo.
             ¿Sabe por qué hay que cuidarlo?
                     -Porque ...  -traté  de  contestar,  pero
              cambió rápidamente de tema.
                     -Hay que reconocer que con la seño­
             ra Gallardo este terminal se ve mucho mejor
             que antes, está refaccionado y pintoso; antes

             era feo y oscuro. Ella ha puesto orden, pero
             al mismo tiempo hemos perdido las ganas de
             trabajar aquí,  entre amigos. Ahora hay gen­
             te extraña que no se sabe de dónde viene, co­
             mo  aquel  chofer  que  usted  busca.  Maneja
             esa camioneta de encomiendas, recoge los so­
             bres y paquetes desde aquí del terminal y los


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