Page 96 - Crónicas de Narnia I - Junio 5to Básico
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Pero lo mejor de todo sucedió cuando Lucía corrió escaleras arriba
                  gritando:
                        —¡Aslan! ¡Aslan! ¡Encontré al señor Tumnus! ¡Oh, venga rápido!
                        Momentos más tarde el pequeño Fauno y Lucía, tomados de la mano,
                  bailaban y bailaban de felicidad. El Fauno no parecía mayormente afectado por
                  haber sido una estatua; en cambio, estaba muy interesado en todo lo que la
                  niña tenía que contarle.
                        Pero al fin terminó el registro de la fortaleza de la Bruja. El castillo quedó
                  completamente vacío, con las puertas  y ventanas abiertas, y todos aquellos
                  rincones oscuros y siniestros fueron invadidos por esa luz y ese aire de la
                  primavera que requerían con tanta urgencia. De vuelta en el patio, la multitud
                  de estatuas liberadas se agitó. Fue entonces cuando alguien (creo que Tumnus)
                  preguntó primero:
                        —Pero ¿cómo vamos a salir de aquí?
                        Porque Aslan había entrado de un salto y las puertas estaban todavía
                  cerradas.
                        —Todo irá bien —dijo Aslan; se levantó sobre sus patas traseras y gritó al
                  Gigante—: ¡Oye, tú! ¡Allá arriba! ¿Cómo te llamas?
                        —Gigante Rumblebuffin, su señoría —dijo el Gigante, llevando su mano
                  a la gorra una vez más.
                        —Bien, Gigante Rumblebuffin —dijo Aslan—. ¿Podrás sacarnos de este
                  lugar?
                        —Por cierto, su señoría, será un placer —contestó el Gigante—.
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