Page 125 - Alicia en el país de las maravillas
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· -iQue le corten la cabeza! -gritó la reina a toda fuer- Primero soñó en su hermana. Volvía a ver sus pequeñas
za. manos apoyadas sobre sus rodillas, mientras que sus claros y
. Pero nadie se movió. grandes ojos se clavaban sobre ella. Podía oír los variados to
-lQuién le va a hacer caso a usted? -dijo Alicia (que nos de su voz y ver los curiosos movimientos de su cabeza pa
ya había alcanzado su estatura normal)-. iNo son nada más ra echar atrás su cabellera flotante que siempre le caía sobre
que un juego de naipes! los ojos. Muy quieta, escuchó, o le pareció escuchar, que to
Con estas palabras, todas las cartas se levantaron en el ai do lo que la rodeaba cobraba vida y se poblaba con las ex
re y cayeron volando sobre ella. Alicia dio un pequeño grito, trañas criaturas que habían figurado en el sueño de Alicia.
mitad de miedo y mitad de enojo, y, al tratar de echarlas a un La alta yerba se estremeció a sus pies, mientras el cone
lado, se encontró tendida en un banco con la cabeza apoya jo blanco corría; la asustada rata cruzaba chapoteando la
da en la falda de su hermana, quien le quitaba suavemente al charca vecina. Escuchaba el.chocar de las tazas de té, mien
gunas hojas secas que le habían caído de los árboles sobre la tras que la liebre de marzo y sus amigos compartían una in
cara. terminable merienda; y la voz chillona de la reina le ordenaba
-iDespiértate, Ali cía querida! -dijo su hermana -. que se ejecutaran sus desgraciados huéspedes. De nuevo el
iHas estado durmiendo mucho rato! pequeño cerdito estornudaba sobre las rodillas de la duque
-iQué sueño tan curioso he tenido! -exclamó Alicia, y sa, mientras zumbaban a su alrededor los platos y las fuentes.
contó a su hermana, lo mejor que pudo recordar, todas sus Sintió los chillidos del grifo, los crujidos del lápiz de la lagar
extrañas aventuras, que eran las mismas que ustedes han es tija sobre la pizarra y los estremecimientos del ratón, mien
tado leyendo. Cuando terminó, su hermana la besó y repuso: tras que el aire se llenaba con los sollozos distantes de la
-Ha sido, indudablemente, un sueño muy curioso, her infeliz tortuga falsificada.
manita. Pero ahora corre a tomar tu té. Se está haciendo tar Se sentó con los ojos entornados, y casi creyéndose tras
de. port�da al País de las Maravillas, aunque sabía que, al volver
Alicia se levantó y corrió, pensando en el maravilloso a abliir de nuevo sus párpados, tendría que transformarse to
sueño que había tenido. do en una cruda realidad: la yerba sólo se estremecería agita
da por el viento y el charco chapotearía únicamente por el
* movimiento de los juncos. El entrechocar de las tazas de té
se convertiría en el tintinear de las esquilas del rebaño; la voz
Su hermana se quedó sentada en el mismo sitio, contem de la reina no sería otra cosa que los gritos del niño que tra
plando la puesta de sol y pensando en Alicia y en todas las bajaba de pastor; y los estornudos del nene, los chillidos del
aventuras maravillosas que le había contado, hasta que ella grifo y todos los ruidos extraños se cambiarían ( ella lo sabía
empezó a soñar también. Este fue su sueño: muy bien) por el confuso clamor de la hacienda en plena ac-
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