Page 120 - Alicia en el país de las maravillas
P. 120

---
  ,,.r --
               -No lo he leído todavía -repuso el conejo blanco-,                        -No prueba absolutamente nada -contestó Alicia -.
            pero parece ser una carta escrita por el prisionero a ... a al­          iNi siquiera saben ustedes lo que hay escrito!
            guien ...                                                                   -Léelas -ordenó el rey.
               -Tiene que haber sido así -corroboró el rey-, a me­                      El conejo blanco se puso los anteojos.
           nos que no haya sido dirigida a nadie, cosa que sería bastan­                 -lPor dónde empiezo, Majestad?
            te extraña, por lo demás.                                                   -Empieza por el  principio -contestó gravemente el
                -lA quién está dirigida? -preguntó uno de los miem-                  rey-. Y sigue hasta que llegues al final. Entonces te detie­
            bros del jurado.                                                        nes.
               -No está dirigida a nadie -respondió el conejo-. En                      Estos fueron los versos que leyó el conejo blanco:
           realidad, no hay nada escrito afuera.
               Mientras hablaba, sacó el papel de su sobre, y agregó:                         -,Me dijeron que fuiste con ella
               -No es ninguna carta. Se trata de unos versos.                                 y que me mencionó al hablar.
                -lY están escritos con la letra del prisionero? -pre-                         Y aunque mi humor no le hace mella
            guntó otro de los jurados.                                                        contó que yo no sé nadar.
               -No -repuso el conejo blanco-. iEso es lo que me pa­
            rece más raro!                                                                    Él relató que yo no fid
               (Todo el jurado parecía muy confundido.)                                       (todos sabemos que es 1 1 erdad).
               -Debe  haber  imitado la letra de alguna otra persona                          Di, ¿qué sería, pues, de ti
            -declaró el rey.                                                                  si se averigua la realidad?
               (El jurado. pareció iluminarse de nuevo.)
               -Ruego a Vuestra Majestad -dijo la Sota- que me oi­                            Le di uno a ella y a él di dos,
            ga. No he escrito eso y no pueden probar que lo haya hecho.                       y tú no das más que tres.
           No tiene ninguna firma.                                                            Mas eran míos todos los
               -Si no la firmaste -dijo el rey-, sólo lograrás que em­                        que te devuelven, como ves.
           peore tu causa. Supongo que pretendes significar que come­
           tiste un error, porque de otro modo habrías puesto tu firma                        Si ella o yo nos vemos un día
           como todo hombre honrado.                                                          entre montones de procesos,
               Hubo un aplauso general ante estas palabras. Era la pri­                       juro que les defendería
           mera cosa realmente inteligente que había dicho el rey ese                         para que no les tomaran presos.
           día.
               -iEso prueba que es culpable! -gritó la reina.                                Hoy día opino que tú fuiste



                                      120                                                                     121
   115   116   117   118   119   120   121   122   123   124   125