Page 29 - Papelucho - 3° - Julio
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cama llenos de miedo y, aunque queríamos despertar a los demás, no
                  nos atrevíamos a bajarnos  al suelo. Nos temblaba el catre y no

                  sabíamos si estábamos soñando una pesadilla. Ni podíamos hablar
                  porque volvían las luces y los fantasmas y el olor y el  ruido. Pero los
                  demás seguían durmiendo. De repente, se abrió de par en par una
                  ventana y entró un fantasma enorme y mojado. Tenía mil pies pequeños

                  que pataleaban en el suelo como si escribieran a máquina y su
                  respiración era tan helada que nos metimos debajo de la ropa. A través
                  de la ropa se veían las luces, los golpes nos hacían saltar y ese ruido
                  terrible que se acercaba y se acercaba. Yo le dije a Ríos al oído:

                        —Este es el fin del mundo. Recemos.
                        —Reza tú. A mí se me olvidó —me contestó y, junto con  oír esto
                  yo, también me olvidé hasta el Padrenuestro. Y todo el tiempo se oían
                  golpes y más golpes y luces y estampidos. El pobre Ríos tiritaba tanto

                  que me hacía tintar a mí. En esto, empezó un lamento muy grande y
                  muy largo que venía desde lejos y  se acercaba como un avión. Yo
                  apreté los ojos y los dientes y me tapé los oídos y Ríos comenzó a gritar
                  más fuerte que el lamento.

                        Hasta que por fin se despertó el Mocho y encendió la luz del
                  dormitorio. Cerró la ventana, sacó a Ríos de mi cama y le dio unas gotas
                  en un vaso de agua y dijo que era muy nervioso.
                        —No es más que una tempestad eléctrica —dijo riendo con su cara

                  ancha como de rana y se quedó  muy convencido. Es claro que él
                  despertó con los gritos de Ríos y no vio ni oyó nada de lo terrible que
                  había pasado antes. Por eso lo llamó tempestad eléctrica. De todas
                  maneras, se veía tan  raro en  camisón de noche que a uno se le

                  borraban los fantasmas que acababa de ver, por mirarlo a él que parecía
                  un barrilito con patas. Pero de ninguna manera se puede dormir cuando
                  uno ha visto y oído lo que yo vi y oí y uno se queda como esperando
                  que vuelva el fenómeno y aparezcan de nuevo los fantasmas, las luces,

                  el aliento helado y el monstruo con mil pies.
                        Si mi mamá supiera lo que pasa en este colegio embrujado después
                  de medianoche...
                                                                                              Lunes 18

                        Resulta que en este colegio hay una banda de ladrones invisibles.
                  Yo sé que son malos o tal vez no, pero de todos modos me da mucha



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