Page 7 - ¡Ay, cuánto me quiero!
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Mi profesora es entretenida

 y  simpática  y  siempre  me  pone
 buenas  notas.  Ella  también  fue


 niña  hace  mucho  tiempo.  Me
 imagino  cuántas  cosas  estudió


 en el colegio y después en la uni­
 versidad. Y todo para enseñarme

 a mí.  ¡Qué orgullosa debe estar!

 Después de clases y los fines

 de  semana,  juego  en  mi  pieza  o

 en mi jardín. Me subo a mi árbol

 y me siento sobre una de mis ra­

 mas.  Es verdad  que  las  ramas  le

 salieron  al  árbol,  pero  son  mías   el jardín y también el árbol y por

 igual, porque están en mi jardín.   supuesto la rama.  Lógico.

 O  sea,  en  el jardín  de  mi  casa...   Sentado  en mi rama ensayo

 bueno,  la  casa  es  de  mis  papás,   mis discursos de agradecimiento,

 pero  como  yo  soy  de  ellos,  en­  para cuando me entreguen todos

 tonces también la casa es mía... y  mis premios, mis diplomas y mis


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