Page 88 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA

        ANGUSTIAS: (Sujetándola). De aquí no sales con tu cuerpo en triun­
        fo. ¡ Ladrona!  ¡ Deshonra de nuestra casa!

        MAGDALENA:  ¡ Déjala que se vaya donde no la veamos nunca más!
              Suena un disparo.

        BERNARDA: (Entrando). Atrévete a buscarlo ahora.

        MARTIRIO: (Entrando). Se acabó Pepe el Romano.


        ADELA:  ¡Pepe!  ¡Dios mío! (Sale corriendo).

        LA PoNCIA:  ¿Pero lo habéis matado?

        MARTIRIO: No. Salió corriendo en su jaca.

        BERNARDA: No fue culpa mía. Una mujer no sabe apuntar.


        MAGDALENA:  ¿Por qué lo has dicho entonces?

        MARTIRIO:  ¡ Por ella! Hubiera volcado un río de sangre sobre su
        cabeza.

        LA PoNCIA: Maldita.

        MAGDALENA:  ¡Endemoniada!

        BERNARDA: Aunque es mejor así. (Suena un golpe). ¡Adela, Adela!


        LA PoNCIA:  (En la puerta).  ¡Abre!

        BERNARDA: Abre. No creas que los muros defienden de la vergüenza.




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