Page 87 - La Casa de Bernarda Alba
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LA CASA DE BERNARDA ALBA



       ADELA:  ¡Aparta!  (Lucha).
       MARTIRIO:  (A voces). ¡Madre, madre!

             Aparece Bernarda. Sale en enaguas con un mantón negro.
       BERNARDA: Quietas, quietas. ¡Qué pobreza la mía, no poder tener
       un rayo entre los dedos!

       MARTIRIO: (  Señalando a Adela). ¡  Estaba con él! ¡  Mira esas enaguas
       llenas de paja de trigo!

       BERNARDA:  ¡Esa es la cama de las mal nacidas!  (Se dirige furiosa
       hacia Adela).

       ADELA:  (Haciéndole frente).  ¡Aquí se acabaron las voces de pre­
       sidio! (Adela arrebata un bastón a su madre y lo parte en dos). Esto
       hago yo con la vara de la dominadora. No dé usted un paso más.
       En mí no manda nadie más que Pepe.

       MAGDALENA:  (Saliendo). ¡Adela!
             Salen La Poncia y Angustias.

       ADELA: Yo soy su mujer. (A Angustias). Entérate tú y ve al corral
       a decírselo. Él dominará toda esta casa. Ahí fuera está, respirando
       como si fuera un león.

       ANGUSTIAS:  ¡Dios mío!

       BERNARDA:  ¡La escopeta! ¿Dónde está la escopeta? (Sale corriendo).
             Sale detrás Martirio. Aparece Amelia por el fondo, que
             mira aterrada con la cabeza sobre la pared.

       ADELA:  ¡Nadie podrá conmigo! (Va a salir).


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