Page 65 - La Casa de Bernarda Alba
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u\ CASA DE BERNARDA ALBA
BERNARDA: ¡Yo sabré enterarme! Si las gentes del pueblo quieren
levantar falsos testimonios se encontrarán con mi pedernal. No se
hable de este asunto. Hay a veces una ola de fango que levantan
los demás para perdernos.
MARTIRIO: A mí no me gusta mentir.
LA PONCIA: Y algo habrá.
BERNARDA: No habrá nada. Nací para tener los ojos abiertos.
Ahora vigilaré sin cerrarlos ya hasta que me muera.
ANGUSTIAS: Yo tengo derecho de enterarme.
BERNARDA: T ú no tienes derecho más que a obedecer. Nadie me
traiga ni me lleve. ( A La Poncia). Y tú te metes en los asuntos de
tu casa. ¡Aquí no se vuelve a dar un paso sin que yo lo sienta!
CRIADA: (Entrando). En lo alto de la calle hay un gran gentío y
todos los vecinos están en sus puertas.
BERNARDA: (A La Poncia). ¡Corre a enterarte de lo que pasa!
Las mujeres corren para salir.
¿Dónde vais? Siempre os supe mujeres ventaneras y rompedoras
de su luto. ¡ Vosotras, al patio!
Salen y sale Bernarda. Se oyen rumores lejanos. Entran
Martirio y Adela que se quedan escuchando y sin atre�
verse a dar un paso más de la puerta de salida.
MARTIRIO: Agradece a la casualidad que no desaté mi lengua.
ADELA: También hubiera hablado yo.
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