Page 45 - La Casa de Bernarda Alba
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LA CASA DE BERNARDA ALBA
AMELIA: Chisss ... ¡Qué nos va a oír!
LA PüNCIA: Luego se portó bien. En vez de darle por otra cosa le dio
por criar colorines hasta que se murió. A vosotras que sois solteras
os conviene saber de todos modos que el hombre a los quince días
de boda deja la cama por la mesa y luego la mesa por la tabemilla y
la que no se conforma se pudre llorando en un rincón.
AMELIA: Tú te conformaste.
LA PoNCIA: ¡Yo pude con él!
MARTIRIO: ¿Es verdad que le pegaste algunas veces?
LA PüNCIA: Sí, y por poco si le dejo tuerto.
MAGDALENA: ¡Así debían ser todas las mujeres!
LA PoNCIA: Y o tengo la escuela de tu madre. Un día me dijo no sé qué
cosa y le maté todos los colorines con la mano del almirez. ( Ríen) .
MAGDALENA: Adela, niña, no te pierdas esto.
AMELIA: Adela. (Pausa).
MAGDALENA: Voy a ver. (Entra).
LA PoNCIA: Esa niña está mala.
MARTIRIO: Claro, no duerme apenas.
LA PüNCIA: ¿ Pues qué hace?
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