Page 62 - Historias de Cronopios y Famas
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Trabajos de oficina orejas, toda rabo parado, temblando como un alambre al
viento. Tengo que disimular, y so pretexto de que estoy
redactando un informe, llenar al gun as hojitas de papel
rosa o verde con las palabras que me gustan, con sus jue
gos y sus brincos y sus rabiosas querellas. Mi fiel secre
taria arregla entre tanto la oficina, distraída en aparien
cia pero pronta al salto. A mitad de un verso que nacía
tan contento, el pobre, la oigo que inicia su horrible chi
llido de censura, y entonces mi lápiz vuelve al galope
Mi fiel secretaria es de las que toman su función hacia las palabras vedadas, las tacha presuroso, ordena el
al-pie-de-la-letra, y ya se sabe que eso significa pasarse desorden, fija, limpia y da esplendor, y lo que queda está
al otro lado, invadir territorios, meter los cinco dedos en probablemente muy bien, pero esta tristeza, este gusto
el vaso de leche para sacar un pobre pelito. a traición en la lengua, esta cara de jefe con su secretaria.
Mi fiel secretaria se ocupa o querría ocuparse de
todo en mi oficina. Nos pasamos el día librando una cor
dial batalla de jurisdicciones, un sonriente intercambio
de minas y contraminas, de salidas y retiradas, de prisio
nes y rescates. Pero ella tiene tiempo para todo, no sólo
busca adueñarse de la oficina, sino que cumple escrupu
losa sus funciones. Las palabras, por ejemplo, no hay día
en que no las lustre, las cepille, las ponga en su justo
estante, las prepare y acicale para sus obligaciones coti
dianas. Si se me viene a la boca un adjetivo prescindible
-porque todos ellos nacen fuera de la órbita de mi
secretaria, y en cierto modo de mí mismo-, ya está ella
lápiz en mano atrapándolo y matándolo sin darle tiempo
a soldarse al resto de la frase y sobrevivir por descuido o
costumbre. Si la dejara, si en este mismo instante la deja
ra, tiraría estas hojas al canasto, enfurecida. Está tan
resuelta a que yo viva una vida ordenada, que cualquier
movimiento imprevisto la mueve a enderezarse, toda
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