Page 74 - Hamlet
P. 74
HAMLET.- De vino. ¿Eh?
GUILLERMO.- No señor, de cólera.
HAMLET.- Pero, ¿no sería más acertado írselo a contar al médico? ¿No veis que si yo
me meto en hacerle purgar ese humor bilioso, puede ser que le aumente?
GUILLERMO.- ¡Oh! Señor, dad algún sentido a lo que habláis, sin desentenderos con
tales extravagancias de lo que os vengo a decir.
HAMLET.- Estamos de acuerdo. Prosigue, pues.
GUILLERMO.- La Reina vuestra madre, llena de la mayor aflicción, me envía a
buscaros.
HAMLET.- Seáis muy bien venido.
GUILLERMO.- Esos cumplimientos no tienen nada de sinceridad. Si queréis darme una
respuesta sensata, desempeñaré el encargo de la Reina; si no, con pediros perdón y
retirarme se acabó todo.
HAMLET.- Pues, señor, no puedo.
GUILLERMO.- ¿Cómo?
HAMLET.- Me pides una respuesta sensata y mi razón está un poco achacosa; no
obstante, responderé del modo que pueda a cuanto me mandes, o por mejor decir, a lo que
mi madre me manda. Con que nada hay que añadir en esto. Vamos al caso. Tú has dicho
que mi madre...
RICARDO.- Señor, lo que dice es que vuestra conducta la ha llenado de sorpresa y
admiración.
HAMLET.- ¡Oh! ¡Maravilloso hijo! Que así ha podido aturdir a su madre. Pero, dime,
¿esa admiración no ha traído otra consecuencia? ¿No hay algo más?
RICARDO.- Sólo que desea hablaros en su gabinete, antes que os vais a recoger.
HAMLET.- La obedeceré, si diez veces fuera mi madre. ¿Tienes algún otro negocio que
tratar conmigo?
RICARDO.- Señor, yo me acuerdo de que en otro tiempo me estimabais mucho.
HAMLET.- Y ahora también. Te lo juro, por estas manos rateras.