Page 231 - Hamlet
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CLAUDIO.- Buen Laertes, si deseas saber la verdad acerca de la muerte de tu amado
                  padre ¿está escrito acaso en tu venganza, que hayas de atropellar sin distinción amigos y
                  enemigos, culpados e inocentes?

                       LAERTES.- No, sólo a mis enemigos.

                       CLAUDIO.- ¿Querrás, sin duda, conocerlos?

                       LAERTES.- ¡Oh! A mis buenos amigos yo los recibiré con abiertos brazos, y semejante
                  al pelícano amoroso, los alimentaré si necesario fuese con mi sangre misma.

                       CLAUDIO.- Ahora hablaste como buen hijo, y como caballero. Laertes, ni tengo culpa
                  en la muerte de tu padre, ni alguno ha sentido como yo su desgracia. Esta verdad deberá ser
                  tan clara a tu razón, como a tus ojos la luz del día.

                       VOCES.- Dejadla entrar.

                       LAERTES.- ¿Qué novedad... qué ruido es este?






                  Escena XVII




                  CLAUDIO, GERTRUDIS, LAERTES, OFELIA, acompañamiento.




                       LAERTES.- ¡Oh! ¡Calor activo, abrasa mi cerebro! ¡Lágrimas, en extremo cáusticas,
                  consumid la potencia y la sensibilidad de mis ojos! Por los Cielos te juro que esa demencia
                  tuya será pagada por mí con tal exceso, que el peso del castigo tuerza el fiel y baje la
                  balanza... ¡Oh! ¡Rosa de Mayo! ¡Amable niña! ¡Mi querida Ofelia! ¡Mi dulce hermana!...
                  ¡Oh! ¡Cielos! Y ¿es posible que el entendimiento de una tierna joven sea tan frágil como la
                  vida del hombre decrépito?... Pero la naturaleza es muy fina en amor, y cuando éste llega al
                  exceso, el alma se desprende tal vez de alguna preciosa parte de sí misma, para ofrecérsela
                  en don al objeto amado.

                       OFELIA.-  Lleváronle en su ataúd
                   con el rostro descubierto.
                   Ay no ni, ay ay ay no ni.
                   Y sobre su sepultura
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