Page 139 - Trece Casos Misteriosos
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-Bueno, eso es todo, señora. Puede retirarse.  -Bueno, no solo la carne: los lunes, como bien
 ¿Podría decirle al mayordomo que venga?   sabe don Carlos, se compra también la verdura y
 La mucama se  puso de pie saludando con   la fruta.
 timidez y, cuando abría la puerta, su patrón la   -¿Y no conversó con Norma? -Soto no daba
 interpeló:   tregua con sus preguntas.
 -¿Su marido sigue sin trabajo, Norma?  -Prácticamente no la vi. Solo le abrí la puerta
 -¿Y quién lo va a emplear, don Carlos, con su  cuando llegó en la mañana; y cuando volví, ya se
 pierna mala? -contestó en tono quejumbroso la   había ido, ¡lo que no dejó de parecerme extraño!
 mujer. Sin esperar respuesta, se retiró.   El inspector hizo caso omiso de este comentario,
 A los pocos minutos entraba José, el mayordo­  y siguió:
 mo, de uniforme impecable y aire altanero:   -¿Qué hizo luego?
 -¿Sí, señor?   -Preparé el almuerzo y esperé al caballero
 -El inspector le quiere hacer algunas preguntas,  c o n   l a   m  e s a   s e r v i da,  c o m  o   l o   h a g o   p o r
                                       d
 José; tome asiento-y Olavarría le indicó la silla que   costumbre, hasta las dos  e   la tarde. Luego me
 acababa de dejar la mucama.   retiré a descansar a mi pieza y, supongo, señor,
 -Estoy bien de pie, señor, gracias -contestó  que me  dormí, porque cuando abrí  los  ojos
 José, serio.   eran las cinco. -El mayordomo tosió y agregó
 -¿Podría decirme lo que hizo ayer desde las  rápidamente-: De ahí en adelante no paré de
 ocho de la mañana hasta que llegó su patrón?   limpiar la platería y sacudir las vitrinas del salón
 -Luego de hacer el aseo del salón, me fui a la  hasta que llegó don Carlos.
 carnicería.    -Por casualidad, ¿entró en el escritorio?
 -¿A qué hora fue eso? -lo interrumpió Soto.  -No,  el escritorio se limpia los miércoles y
 -No antes de las once.  sábados.
 -¿ Y a qué hora volvió?  -Está bien, José, puede retirarse -el inspector
 -Exactamente a las doce y media. Tenía que  mostró la puerta.
 cocinar la carne para el almuerzo de don Carlos.   -José, ¿podrías decirle a Jacinto Flores que
 E l   mayordomo  parecía  m  o l e s t o   c o n   e l    venga? -pidió Olavarría, entonces.
 interrogatorio.   -Muy bien, don Carlos -y el mayordomo se
 -¿ Una hora y media se demoró en comprar la  retiró, luego de una venia.
 came?-volvió a la carga Soto.   Jacinto Flores, el jardinero, entró con su mame­
 José se movió, incómodo.   luco lleno de tierra. Era muy moreno, pero de ojos


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