Page 36 - Quique Hache Detective
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respecto a él. Antes de que desapareciera había
               dejado pagados dos meses por adelantado. No
               era extraño porque siempre lo hacía.  Cuando
               le  pregunté  que  qué  creía  que  había  pasado
               con  él,  ella  respondió  risueña  que  probable­
               mente estuviera arrancado con alguna mujer y                                           7
               por lo tanto era mejor dejarlo tranquilo.
                      Me dejó solo en la habitación. La mis­
               ma  cama,  el  velador  y  la  ampolleta  de  20                      E1 día había sido largo y poco prove­
               watts,  que  había  visto en el resto  de los  dor­            choso.  Estaba en cero,  aunque  el  cero no  es
               mitorios.  En el closet encontré gran parte de                 un mal número, sólo con mala fama entre los
               la ropa de Cacho, ordenada, no parecía faltar                  demás números.
               nada. Antes de salir abrí el cajón del velador                        Volví a la plaza del Alférez Mayor, des­
               donde  encontré  una  solitaria  fotografía.  La               de donde partían los colectivos hacia la salida
               examiné cerca de la ventana.  En la foto apa­                 del  barrio,  hasta la avenida  i cuña Macken­
                                                                                                            V
               recía un grupo numeroso de jóvenes junto a                    na.  La  ruta  lógica  no  era  complicada:  subir
               maletas  y  bolsos  de  viaje.  Detrás  se  veía  un          hacia el norte hasta encontrarse con Grecia o
               bus. Eran alrededor de treinta. Sonreían. Cal­                lrarrázaval, desde ahí en una micro se seguía
               culé  que tenían mi edad.  Pensé  que la foto­                hacia el oriente hasta Ñuñoa.  Como no apa­
               grafía  podía  servirme,  así  que  la  tomé                  recían  colectivos  en  la  placita  y  para  hacer
               prestada,  jurando  que  se  la  devolvería  a  su            tiempo,  jugué algunos  «gatos mentales».  No
               dueño cuando lo encontrara.                                   es  un juego fácil.  Consiste en el típico  Gato
                      Cuando salí de la pensión, escuché que                 que se juega con papel, lápiz, equis y círculos.
               desde el comedor alguien gritó:  «Córtela, do­                La idea  es  jugarlos  mentalmente,  vencerse  a
               ña  Hilda,  con  las  papas  con  mote,  nos  va  a           uno mismo o  con contrincantes inventados.
               traumar».                                                     Puede parecer extraño, pero con un poco de

                                                                             práctica sirve para pasar el tiempo.
                                                                                    En eso estaba, rayando casilleros de gatos

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